Vocación de náufrago
Nilson Santiago
Visor libros
Madrid, 2025
Premio Gil-Albert
XLII Premios Ciutat de València
Un poemario narrativo que, en ocasiones, puede parecer una colección de pequeños relatos, de microrrelatos en verso, podríamos decir, pero sin el corsé o las ataduras propias de la narrativa convencional, tan ligada a la lógica interna. A veces un giro inesperado, esa flexión del lenguaje poético, nos permite llegar a otro tipo de entendimiento, de observación del mundo que nos rodea. O nos permite llegar a nosotros mismos, a nuestra esencia, a lo que esconden nuestras máscaras. Atisbo una influencia machadiana en la mirada, en ese ojo que ve. Entre la filosofía y la biología, entre lo animal y lo humano, entre lo urbano y lo doméstico, entre la infancia y la vejez, lo filial y la paternidad, entre lo analógico y lo digital, lo prosaico y la lírica, los poemas de Nilton Santiago espían al ser humano en ese laberinto en el que la palabra y el silencio se confabulan.
Ernesto Escobar Ulloa
EQUILIBRIOS
Veo las imágenes de un pulpo soñando
que se come un calamar.
Se sabe que sueña porque, mientras duerme,
cambia de colores,
los mismos en los que se camufla cuando se alimenta.
El algoritmo me lleva a otra noticia relacionada
que habla sobre Inky, un pulpo
que ha escapado por las tuberías de un acuario
y ha vuelto al mar.
¿Habría estado soñando con volver?
Dejo el móvil sobre la mesita de noche
–que sigue mostrando un reel del desaparecido Inky–
y voy al cuarto de baño.
Miro sobre el espejo
esa parte de mí que me «representa»
–pero que no soy–
hasta que se diluye.
Lo sé porque veo aparecer al pulpo que habita en mí.
Cada uno de sus tentáculos
actúa como si tuviera una mente propia.
Lo siento en las ventosas de mis manos
cuando intento aclararme la cara
con agua de mar.
Tras la máscara, ya sin jabón, veo
cómo laten en su cabeza transparente
sus tres corazones.
Todo él es pensamiento y todo él es cuerpo.
Me despierto del susto.
Me había quedado dormido mirando el móvil.
Mientras intento, otra vez, conciliar el sueño,
no dejo de pensar
en este raro animal sin huesos
que vive en ese imposible equilibro
entre corazón y mente.
¿POR QUÉ LOS DÁLMATAS TIENEN MANCHAS?
«¿Cuál es la diferencia entre una vaca y una cebra?».
Apenas tienes tres años
y las alas –provisionales– de leche.
«¿No sabes que las cebras son seres negros
con rayas blancas,
y que, en cambio, las vacas llevan mapas pintados?».
(Claro que no lo sabes, como no sabes que tu padre,
mi hermano, sigue cayendo
a pesar de que está justo frente a nosotros).
Me coges la mano y el tiempo se detiene.
No dejas de hacerme preguntas.
«¿Cuál es la diferencia entre un zorro y un perro?».
«Como nosotros, los perros tienen fantasmas»,
te respondo.
Cojo tus pequeñas manos y las pongo sobre mi pecho.
«Aquí dentro hay un perro –te digo–,
¿no escuchas sus ladridos?».
«¿Qué sentiste en tu último día de ser niño?».
Como no te respondo, insistes en llamarme.
Seguimos la charla sin hacerte caso.
Te acercas entonces a mi oído:
«Tú, si te rompes, que sea por las costuras, ¿vale?».
A diferencia de la vejez,
la niñez se entierra viva.
2 poemas de «Vocación de náufrago» (Visor Libros, 2025), de Nilton Santiago
Nilton Santiago
(Lima, 1979, reside en Barcelona).
Sus últimos libros son El equipaje del ángel (Visor 2014), Las musas se han ido de copas (Visor 2015), Historia universal del etcétera (Valparaíso 2019), Miel para la boca del asno (Visor 2023) y, finalmente, Vocación de náufrago (Visor 2025).
También autor del libro de crónicas Para retrasar los relojes de arena (Vallejo & Co., 2015), su obra ha merecido, entre otros, un accésit en el Premio Adonáis, el Premio Tiflos de Poesía, el Premio Casa de América, el Premio Emilio Alarcos de Poesía del Principado de Asturias y el Premio Ciutat de València—Juan Gil-Albert.