sábado, 11 de octubre de 2025

Reseña de Detente bala de Robert Juan-Cantavella


Detente bala  

Robert Juan-Cantavella

Candaya

Barcelona, 2025


Si hubiera que ir al grano con un título sería Kafka y sus precursores, de Jorge Luis Borges, y en particular el último párrafo:


“El poema de Browning, Miedos y escrúpulos, profetiza la obra de Kafka, pero nuestra lectura de Kafka agudiza y desvía agudamente nuestra lectura del poema. Browning no lo leyó como lo leemos nosotros ahora. En el vocabulario crítico la palabra precursor es indispensable, pero deberíamos intentar depurarla de cualquier connotación de controversia o rivalidad. El caso es que cada escritor crea sus precursores. Su obra modifica nuestra concepción del pasado, como modificará el futuro.”


El extracto a partir de la mención a Browning y el poema “Miedos y escrúpulos” no es baladí. El poema trata de unas cartas escritas sin saber si hay un destinatario que las lea, una alegoría a la relación que el creyente establece con Dios.


Robert Juan-Cantavella desarrolla una novela  en función de esta teoría borgesiana sobre la influencia inversa, es decir, cómo determinados autores u obras son recibidos a lo largo del tiempo de diferente manera por la trascendencia o impacto de obras posteriores.  Borges dice que cada escritor crea sus precursores. 



En diez cartas y un puñado de notas y apuntes, el personaje principal de Detente balase comunica con un grupo de escritores muertos, bastante diversos (Laurence Sterne, Edgar Allan Poe, Herman Melville,  Robert Louis Stevenson, Nikolai Gogol, Alexander Pushkin…) , y con un par de cineastas: Werner Herzog y Segundo de Chomón. Establece  con ellos un diálogo imaginario y sin respuestas, en el que se entrelazan los libros, los personajes de ficción, los propios autores y el pasado, real o inventado, del protagonista.


El narrador de Detente bala afirma en su delirio, que fue «actor de novela», inventándose así un insólito oficio, en el que los escritores contratan actores y actrices para escenificar sus historias y escribir a partir de esos «novelajes». Piatkun  narra las novelas en las que actúa, pero también hace el relato inventado de aquellas cosas que vio en los «novelajes» y que no aparecen en el relato final. El narrador altera, modifica, reinventa las historias de numerosas novelas clásicas del siglo XIX, creando una versión paralela de la historia de la literatura occidental


Uno de los temas principales de Detente bala es el plagio en la literatura, en cómo se van supuestamente robando una serie de trucos, a veces motivos temáticos (la nariz desmesurada, las ratas, el muerto vivo, los caballos que hablan, el alma en el retrato…), otras de técnica literaria (la incorporación de lo ensayístico en la ficción, el personaje mítico al final…), pero la intención profunda de esta reflexión tiene que ver con el miedo que surge cuando la vida plagia a la literatura: Franco Piatkun trama un plan, y para cumplirlo plagia, con un final trágico, elementos de las novelas de las que habla en sus cartas, especialmente de El Conde de Montecristo.


La locura es uno de los ejes de esta novela: el relato que leemos procede del protagonista y muy pronto descubrimos que es el discurso de un loco encerrado en el manicomio de Vulturó, de donde quiere escapar a toda costa. Hay algo de locura quijotesca en Franco Piatkun, cuyo delirio se mueve entre las novelas y el apocalipsis, transitando por diferentes formas del desequilibrio: el conflicto edípico, los trastrornos obesivo compulsivos, las anacronías delirantes y la desorientación temporal, la disforia de género, el trastorno de identidad disociativa,  el desdoblamiento de la personalidad , la megalomanía, diferentes distorsiones perceptivas…


Pese a que por Detente bala circulan multitud de seres de ficción y reales, es sobre todo una novela de personaje, centrada en un ser desubicado y frágil, que vive una huida hacia el delirio. Iremos descubriendo los estragos del fanatismo religioso y de una educación familiar confusa y castradora; y cómo los sucesivos fracasos en el engranaje laboral, la sobrecogedora soledad  y la eterna condición de secundario (incluso en lo fantasmal, cuando se imagina actor de novela) van minando la personalidad de Franco Piatkun.  Durante su estancia en Vulturó, en las cartas y a lo largo de diversas sesiones de terapia, Piatkun irá desvelando, a través de historias enloquecidas y sueños aún más bizarros, la hondura de los traumas  (como el del suicidio de uno de sus amigos o su miedo a las mujeres) que marcaron su vida.


Detente bala es también un relato sobre las relaciones de familia y la amistad, sobre la traición y la lealtad: Piatkun habla de la relación tormentosa con su madre, del vínculo con los amigos de la infancia (la primera parte tiene mucho de Bildungsroman, novela de iniciación), que pierde durante un tiempo y recupera en la edad adulta, y de la extraña amistad que lo une con Meuris, su vecino de encierro en el manicomio.


Es asimismo una radiografía de la vida en los años setenta, ochenta y noventa tanto en Toledo como en la Barcelona de la periferia: la música, el miedo colectivo ante el final del milenio, la convivencia en los barrios, la vida cotidiana, el aburrimiento y la falta de confianza en el destino son parte del complejo imaginario que nutre la historia de esta novela.


El humor, el absurdo y la exageración son elementos primordiales en las cartas de Franco Piatkun. Una comicidad que tiene como punto de partida el disparate, el sinsentido, el cúmulo de imaginaciones desconcertantes y no exentas de melancolía,  que construyen la historia del narrador y de su entorno. Detente bala es además la historia de un asesinato, por lo que, en su tramo final, la novela experimenta una sorprendente deriva hacia el Noir, que puede atraer a otro tipo de lectores. 


Robert Juan-Cantavella es sin duda uno de los escritores más originales de su generación. Desde muy temprano vemos en su obra la edificación de un corpus narrativo en el que se ha ido creando la figura de un autor marcado por sus obsesiones literarias, despreocupado de las modas, en una búsqueda constante de un lenguaje y unas historias alejados de convencionalismos. EEU

 





 

lunes, 6 de octubre de 2025

Reseña de El amanecer de los cuerpos, de Paola Alfaro Mori



El amanecer de los cuerpos

Paola Alfaro Mori

Libros y Literatura

Madrid, 2023


Es el año 2162, el cuerpo se erige como el bien más preciado. Un cuerpo para una sola persona es un privilegio, un signo de estatus y de poder, como el dinero. Quienes lo ostentan se hallan en la cúspide de la jerarquía social, conforman la élite gobernante, son los miembros del partido de los ambientalistas. El Régimen de los cuerpos tiene como objetivo salvar el planeta de las amenazas contra el medioambiente, para lo cual controla la demografía impidiendo los embarazos naturales y asignando un solo cuerpo por cada dos habitantes, los binarios.

El amanecer de los cuerpos de Paola Alfaro Mori nos sumerge en esta distopía con ecos de Dune o 1984

Los miembros del grupo Retorno luchan por volver a recuperar el mundo del pasado sin ocasionar un mal al medioambiente. Despojar de la tarea de asignar vida a la Fuente y ser los humanos dueños de su anatomía y su futuro. Los antagonistas, el todopoderoso Meyer, subsecretario de asuntos ambientales, y el presidente Carvalho, tienen todos los medios para mantener el status quo. 

Como todo relato de ciencia ficción, El amanecer de los cuerpos mira de reojo al presente, es una reflexión sobre los problemas globales que nos acusan y nos dividen. Gael, uno de los protagonistas, es un sacerdorte que comparte cuerpo con Enzo, un consagrado director de línea. El cuerpo que los une es a la vez el punto de discrepancia. No solo los hábitos de uno pueden afectar al otro, también las ideas pueden poner en peligro la vida de ambos. 

Pero será la atracción de Enzo por Ofelia, lo que desencadenará una pasión tal, como en 1984, que se convertirá en una amenaza para el sistema. Gael, como una especie de John, el hijo de Sarah Connor, en Terminator II, es el hijo instruido toda su vida por una madre revolucionaria que ante la muerte de esta deberá afrontar su destino. 

Narrada en primera y tercera persona, y compuesta de diálogos amenos, ligeros, con chispazos de humor, que nos hacen reflexionar sobre los temas de hoy en día (el auge de los autoritarismos, la degradación del medioambiente) la trama progresa sin tropiezos y eficazmente hacia su desenlace. 

 Una lectura muy recomendable que sería grato ver en la pantalla grande. EEU

martes, 24 de junio de 2025

Breve reseña y extractos de Migrar y otras artes de Claudia Salazar Jiménez


Migrar y otras artes

Escritos fuera de lugar

Claudia Salazar Jiménez

Prólogo de Fernanda García Lao

Smolbooks, México 2025.


Llegó con quinientos dólares en un bolsillo y otros quinientos en la maleta, que era algo así como llegar con una mano detrás y otra adelante. Es uno de los primeros recuerdos de su arribo a Nueva York, un par de años después del 11-S (que ella llama 9/11), con la esperanza de que no tarde demasiado el cheque de la beca porque los precios en los supermercados no eran los que esperaba. 

Podría decirse que es un ensayo o también unas memorias, en todo caso estos textos “fuera de lugar” conforman una reflexión sobre la condición de migrante, incluso diríamos de su aceptación y al mismo tiempo de su extrañeza como tal, de no acabar de sentirse cabalmente ni dentro ni fuera de dicha etiqueta. Puede que se trate tan solo de un recorrido, un conjunto de anécdotas, a veces triviales, azarosas, pero en las que anida lo que ciertamente investigan los antropólogos: el tratamiento de los unos a los otros en función de sus condiciones sociales, económicas, raciales, étnicas, culturales. Pero esto no es antropología, es literatura. Ese transitar ciudades, espacios, no lugares, amantes, continentes, países, que ha dejado atrás la estabilidad y el sedentarismo de épocas pasadas (lo que probablemente es también un mito) es una característica del estilo de vida del mundo actual y de los migrantes, siempre en tránsito, un ejemplo de lo que Marc Augé demominó sobremodernidad, en contraposición a la postmodernidad, un tiempo de superabundancia de acontecimientos. Los veinte años que transcurren fuera del Perú le llevan a la autora, como es natural, a repensar su pasado, sus tradiciones, su origen. Cabe destacar el apartado en el que se remonta al Inca Garcilaso de la Vega, autor de los Comentarios reales, una obra en la que opera el mismo patrón, la recuperación de la memoria a la hora de migrar, y en la que en términos literarios se produce el ingreso en lengua española de los mitos fundacionales de una cultura lejana que empieza a desintegrarse. Ese vínculo, ese impulso, sigue ahí, atravesado de multipolaridad.

Un pequeño libro muy recomendable que contribuye a aunar otro testimonio de literatura de migración. Por mencionar otros títulos en la misma línea tenemos El mundo que vimos arder de Renato Cisneros, Animales luminosos de Jeremías Gamboa, Huaco retrato de Gabriela Wiener o  La vida papaya en Nueva York de Ulises Gonzales. EEU


Extractos:


yo, migrante



Vine aquí a estudiar, a hacer un doctorado. Sustenté mi tesis, me gradué, publiqué mi primera novela y conseguí un empleo como profesora que me permitió obtener una visa de trabajo. 

Un día, vi el anuncio de unos talleres gratuitos de fotografía. Iba dirigido a migrantes. No me fijé tanto en esto último, sino en que eran GRATIS. Qué palabra tan dulce. Envié la solicitud por email. No pedían ningún requisito en especial. Me aceptaron.

El primer día, ahí estaba yo. Seríamos unos doce. La tallerista se presentó y luego comenzó a preguntar a cada uno si era migrante. Todos iban respondiendo que sí y algunos daban detalles de su ruta. 

—Y tú, ¿eres migrante? 

Entreabrí la boca pero dudé en responder. Me sentí fuera de lugar. Yo había venido a estudiar, había conseguido el doctorado, me fui quedando, pero había venido a estudiar.

—Pues, mira, yo vine aquí a estudiar y…

—¿Naciste aquí?

—No.

—Entonces eres migrante.

Y así cayó, como un estacazo, la etiqueta que borró mis dudas. Lo sentí como una salida de clóset. Del clóset migratorio. Pero yo venía a estudiar… 



where are you from?



           «Migrar también es borrar. Y ser borrado»

Cristina Rivera Garza. Autobiografía del algodón



1. Llegando a las casetas de migraciones en Argentina


—Where are you from?

—I’m from New… Vengo de Lima, Perú. —Extiendo el pasaporte guinda.

—Ah, ¡peruana! Bienvenida a Buenos Aires.


2. Un museo en España


—¿De dónde viene?

—Soy peruana, pero vivo en Nueva York hace años.

—Ah, entonces eres de Nueva York.

—Soy de Perú, vivo en Nueva York.

—Cuando tienes tanto tiempo viviendo en un lugar, ya eres de ahí. Así hacemos los registros de visitantes en este museo.

—Entiendo, pero…

—¡Gracias! ¡El siguiente!


3. En California, durante las visitas al campus de los tres candidatos al puesto de Literatura china y comparada 


—Dr. Salazar is from New York —le dice mi colega californiana a uno de los candidatos.

—Oh, and you are also a writer, right?

Le digo que sí, que soy escritora. También.



Otro día, otra candidata


—Dr. Salazar is from New York.

—Oh, you are the writer! I’ve been reading your novel.

Le agradezco por leerme. Y cuando quiero agregar que soy peruana, así que tal vez pueda ayudarle con cualquier duda o pregunta sobre cuestiones migratorias, alguien más comienza a hablar del costo de los alquileres en Los Ángeles, del costo de vida, del transporte, de los barrios, etc.



Último día


—Dr. Salazar is from New York.

La última candidata me pregunta si me gusta mucho California. Le respondo que es un cambio interesante, que ahora ando bicoastal, y que el clima, claro, bicoastal based in New York, pienso, el clima californiano es…



domingo, 22 de junio de 2025

Breve reseña y selección de poemas del libro Sombra celeste de Ximena López Bustamante


Sombra Celeste

Ximena López Bustamante

Editorial Comba

Barcelona, 2025        

Poemas íntimos, de búsqueda interior. Breves y concisos, algunos visuales, a veces conscientes de las limitaciones del lenguaje evocan silencios, otras acuden a sinuosas formas, como cuerpos textuales, y en ocasiones ambicionan atrapar una poderosa verdad, elusiva, misteriosa, de la existencia, de la vida moderna, de la condición de mujer, del hecho poético y de su gestación. Acertadas figuras que intentan asir el erotismo o el amor o al ser amado, en todo caso, los versos, sobre todo narrativos, están abiertos a interpretación, su capacidad sugestiva permite llevarlos a nuestro propio terreno y encarar el misterio de los sentimientos y las relaciones humanas. Un poemario estructurado en “noches” numeradas, que despliega una propuesta firme, de una poesía anclada en la actualidad y que mira al futuro, con ambición e imaginación. EEU. 

 

travesía continua con brazos que remos

invisible nadadora luz                                  

pajarilla sombra celeste

​​​ábrete camino entre lo no escrito 

ábrete y alumbra

versos hambrientos


 ***


estado profético

atravesarse cubierta de máscaras

como animales que nunca se repiten

 

escarbar hasta encontrarse los pies

reconocer en lo desconocido

todo aquello que he visto leído olvidado


 ***


hoy

me di con

la sorpresa de

que sigo siendo

autorretrato en fuga

  versatilidad del error

         breve intimidad  

          florecimiento de

        incertidumbres

  nostalgia de fracasos

experiencias reveladas

formas de descender

hasta que incrusto

mis puntillas

al grito

y

con

 más voluntad

    que la propia tierra

       extiendo los brazos

     en este llano en fuga

    tobogán del arrullo

  y todas las aves

bajen por él

 

            }       }       }   }               }    }    }            }     } }     }  }  }                 }     }          

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 ***

la que tampoco soy desciende

danza

 

la lleva el aire que no respiro para hacerla transparente

danza

 

en tanto todo se mueve sigo poseída a la raíz

danza

 

ella danza

hasta encontrar mi identidad


 ***

lo que ignora el espíritu se suele confundir

con la ingenuidad común

con el solitario desvelo

con la destreza de esta litera

 

lo que ignora el espíritu no es más que

pasos insustanciales de lo no sucedido

hurto glorificado

axiomas inútiles

 

lo que ignora el espíritu sin embargo

no refiere al acto de poemar

tampoco al desconsuelo de la huida

sino a esta sensual hipocresía

de morar unamisma

 ***

nos crecen patitas de cangrejo

el camino del momento se vuelve irrenunciable

avanzamos en retroceso


visión de lo irrepetible

 

¡el mundo vuelve a mí transformado!

martes, 10 de junio de 2025

Dos poemas y breve reseña de Vocación de náufrago de Nilton Santiago




Vocación de náufrago 

Nilson Santiago

Visor libros

Madrid, 2025


Premio Gil-Albert

XLII Premios Ciutat de València 



Un poemario narrativo que, en ocasiones, puede parecer una colección de pequeños relatos, de microrrelatos en verso, podríamos decir, pero sin el corsé o las ataduras propias de la narrativa convencional, tan ligada a la lógica interna. A veces un giro inesperado, esa flexión del lenguaje poético, nos permite llegar a otro tipo de entendimiento, de observación del mundo que nos rodea. O nos permite llegar a nosotros mismos, a nuestra esencia, a lo que esconden nuestras máscaras. Atisbo una influencia machadiana en la mirada, en ese ojo que ve. Entre la filosofía y la biología, entre lo animal y lo humano, entre lo urbano y lo doméstico, entre la infancia y la vejez, lo filial y la paternidad, entre lo analógico y lo digital, lo prosaico y la lírica, los poemas de Nilton Santiago espían al ser humano en ese laberinto en el que la palabra y el silencio se confabulan. 

Ernesto Escobar Ulloa




 EQUILIBRIOS



Veo las imágenes de un pulpo soñando 

que se come un calamar.

Se sabe que sueña porque, mientras duerme, 

cambia de colores,

los mismos en los que se camufla cuando se alimenta. 


El algoritmo me lleva a otra noticia relacionada 

que habla sobre Inky, un pulpo 

que ha escapado por las tuberías de un acuario 

y ha vuelto al mar. 


¿Habría estado soñando con volver? 


Dejo el móvil sobre la mesita de noche 

–que sigue mostrando un reel del desaparecido Inky– 

y voy al cuarto de baño. 


Miro sobre el espejo 

esa parte de mí que me «representa»

–pero que no soy– 

hasta que se diluye. 


Lo sé porque veo aparecer al pulpo que habita en mí.


Cada uno de sus tentáculos 

actúa como si tuviera una mente propia.


Lo siento en las ventosas de mis manos

cuando intento aclararme la cara 

con agua de mar. 


Tras la máscara, ya sin jabón, veo 

cómo laten en su cabeza transparente 

sus tres corazones.


Todo él es pensamiento y todo él es cuerpo.


Me despierto del susto.

Me había quedado dormido mirando el móvil.


Mientras intento, otra vez, conciliar el sueño, 

no dejo de pensar 

en este raro animal sin huesos

que vive en ese imposible equilibro 

entre corazón y mente.


¿POR QUÉ LOS DÁLMATAS TIENEN MANCHAS?



«¿Cuál es la diferencia entre una vaca y una cebra?».


Apenas tienes tres años 

y las alas –provisionales– de leche. 

«¿No sabes que las cebras son seres negros 

con rayas blancas,

y que, en cambio, las vacas llevan mapas pintados?».


(Claro que no lo sabes, como no sabes que tu padre, 

mi hermano, sigue cayendo 

a pesar de que está justo frente a nosotros).


Me coges la mano y el tiempo se detiene.

No dejas de hacerme preguntas. 

«¿Cuál es la diferencia entre un zorro y un perro?».


«Como nosotros, los perros tienen fantasmas», 

te respondo.

Cojo tus pequeñas manos y las pongo sobre mi pecho.

«Aquí dentro hay un perro –te digo–, 

¿no escuchas sus ladridos?».


«¿Qué sentiste en tu último día de ser niño?».


Como no te respondo, insistes en llamarme.

Seguimos la charla sin hacerte caso.


Te acercas entonces a mi oído: 

«Tú, si te rompes, que sea por las costuras, ¿vale?». 


A diferencia de la vejez, 

la niñez se entierra viva.


 

2 poemas de «Vocación de náufrago» (Visor Libros, 2025), de Nilton Santiago

 

 

Nilton Santiago

 

(Lima, 1979, reside en Barcelona).

 

Sus últimos libros son El equipaje del ángel (Visor 2014), Las musas se han ido de copas (Visor 2015), Historia universal del etcétera (Valparaíso 2019), Miel para la boca del asno (Visor 2023) y, finalmente, Vocación de náufrago (Visor 2025).

 

También autor del libro de crónicas Para retrasar los relojes de arena (Vallejo & Co., 2015), su obra ha merecido, entre otros, un accésit en el Premio Adonáis, el Premio Tiflos de Poesía, el Premio Casa de América, el Premio Emilio Alarcos de Poesía del Principado de Asturias y el Premio Ciutat de València—Juan Gil-Albert.

 

lunes, 21 de abril de 2025

Ribeyro póstumo


Cuentos Reunidos

Julio Ramon Ribeyro

Alfaguara

Madrid, 2024

 

LLLLL


Da gusto ver que en los últimos años se esté revalorizando la obra de Julio Ramón Riberyro. En vida, fue un escritor de perfil bajo, uno de los silenciados por el Boom de la literatura latinoamericana —como otros tantos, la lista es larga: Puig, Reynaldo Arenas, Elena Garro, etc—. Eran razones de índole comercial, de mercado diríamos. Carmen Balcells, la superagente, como la llamaban en su entorno, le dijo a Alida, su mujer, que buscaba que lo fichara en su agencia: “Es un autor sin punch, no tiene pegada, no va a llegar a ningún lado”. Vargas Llosa comentaba que “era una persona desprovista de ambiciones, apetitos. Es el más desinteresado que conocí con respecto a lo que ocurría con su obra, con él mismo”. Ribeyro tampoco estaba en pos de escribir la novela total, polifónica, que retratara la hondura profunda de la vieja y la nueva Hispanoamérica. Ribeyro, aunque escribió tres novelas y algunas obras de teatro, un diario personal y los Dichos de Luder o las Prosas apátridas, entre el aforismo y la reflexión, fue por sobre todo, cuentista. Al inicio de su carrera literaria podría decirse que fue un precursor. La juventud limeña que por entonces leía sus primeros relatos, cuando Ribeyro ya se había marchado a París, lo consideró un faro a seguir. Entre esos jóvenes estaba Mario Vargas Llosa. En ese sentido Ribeyro fue un pionero al romper una lanza por una literatura urbana, realista, alejada del indigenismo, propia de su generación, la del cincuenta, influenciada por la nueva literatura europea y norteamericana, y en su caso, con raíces en el siglo XIX francés, principalmente Flaubert y Stendhal, de quienes Ribeyro fue un gran admirador.  En sus cuentos cobra relieve la vida anodina de los seres sombríos que pueblan las grandes urbes, los marginados, los desheredados, los olvidados, aquellos que carecen de ambiciones, aquellos que han fracasado intentado llevarlas a cabo o aquellos que ni siquiera se han permitido tenerlas. Sus personajes principales son los relegados a un papel secundario en la sociedad. Con el paso de los años fue pergeñando una obra a goteo, pero consistente, pertinaz. Y llegado a la vejez ese goteo había conseguido penetrar la piedra y quebrarla. En el Perú ostenta el estatus del mayor cuentista de todos los tiempos. Poco antes de morir empezaron los reconocimientos a nivel internacional. El primero fue la entrega del Premio Juan Rulfo. Y desde hace unos años estamos presenciando la reedición de su obra y la proliferación de ensayos y estudios sobre el impacto de la misma.

 

Recientemente se publicaron unos cuentos inéditos bajo el título de Invitación al viaje. Fueron encontrados en la residencia de su viuda en París, y se debieron escribir durante la década del setenta. Curiosamente con ellos, como cuenta el editor, Jorge Coaguila, se llega a la cifra de cien relatos publicados, cifra que le ilusionaba alcanzar al autor que en vida sólo llegó a ochenta y siete. Póstumamente han salido a la luz trece cuentos más. 

 


Podríamos decir sin temor a equivocarnos que Ribeyro ha abandonado su condición de relegado del Boom a la de clásico de la narrativa breve en español. Esto lo reafirma un ensayo publicado recientemente bajo el título de Fila para la gloria, de Paul Baudry. El autor de La palabra del mudo habría pasado a ser un clásico a cabalidad, al estar plenamente canonizado en el ámbito escolar, en el canon de los lectores y en el canon de los escritores actuales.



  “¿Por qué queremos tanto a Julio Ramon Ribeyro?” Se preguntaba su amigo y también cuentista Niño de Guzmán, atendiendo al recepción de su obra en el Perú. La respuesta la tiene
 Abelardo Sánchez León: “si Vallejo y Ribeyro caen bien, aunque no se los haya leído, es porque no tuvieron ni tienen en vida una imagen de triunfadores.” La contrapartida sería Mario Vargas Llosa, triunfador en toda regla. En ese sentido los cuentos de Ribeyro adquieren una coherencia que religa al autor, sus personajes y sus lectores.

 

“En sus historias —escribió Niño de Guzmán— se esforzó por recrear las peripecias de los inmigrantes de la sierra a la capital, así como la existencia gris y desesperanzada de individuos de clase media al derrumbe de sus sueños de prosperidad. De ahí su interés por otorgarles una voz a los mudos, es decir a aquellos seres marginales que habían sido excluidos del festín de la vida y condenados a la miseria y a la mediocridad”.

 

En Ribeyro se produce este encaje que se produce también en José María Arguedas: autores que reúnen la costa y la sierra, el campo y la ciudad, el capitalino y el inmigrante, el blanco y el cholo. Lo que hace que la compleja realidad peruana confluya en un mismo autor y esté a su vez le da salida a esa confluencia —a veces dramática, a veces trágica y a veces tragicómicamente— en su obra. Ribeyro lo explica así: “Soy un escritor de clase media. Explico mi situación de clase media como el punto de convergencia entre dos clases diferentes. Por el lado paterno, que era una familia de alta burguesía descendente, y por el lado materno, una familia provinciana emergente. Es decir, en el momento en que estas dos familias se cruzan con el matrimonio de mis padres aparece una zona intermedia, un punto equidistante entre estas dos clases”.

 

A su hermano, que fue una especie confidente, agente literario y relaciones públicas, le pedía anécdotas para sus cuentos. Según los sobrinos de Ribeyro, “El profesor suplente” o “Espumante en el sótano” se basan en experiencias reales de su padre.  


Todo esto está detalladamente contado en el libro Un hombre flaco de Daniel Titinger, que recoge una serie de testimonios de las personas allegadas al autor, que trazan un perfil más cercano, sin el velo del misterio y el hermetismo que lo caracterizó en vida. 



 

El presente volumen, bajo el título de Cuentos Reunidos, publicado recientemente por Alfaguara, reúne noventa y cinco de sus cuentos, ordenados cronológicamente, excepto el primero “Surf” . Incluye un prólogo de Juan Gabriel Vázquez y una introducción del propio autor en la que establece un decálogo de su poética del cuento. Se puede apreciar así al evolución del cuentista, que va de un realismo social o uno más intimista, centrado en la memoria miraflorina, pasando por una serie de temas que trata con maestría, el viaje, la aventura amorosa, la intriga política, la casa familiar, el fútbol, los salones aristocráticos, los muladares, los ministerios y las calles de los barrios populosos. 

 

Solo he de añadir que Ribeyro es un escritor sabio, de prosa cuidada y elegante, y un poder de observación que ilumina aspectos de la psicología de sus personajes así como los de la vida en la ciudad, haciéndonos partícipes de ese otro lado de las cosas, desenmascarando las apariencias y esa ilusión que puede tejer aquello que llamamos realidad. Enseña a mirar la vida con otros ojos, desde otros ángulos. Sus relatos conforman una intervención en la vida cultural, político-social del país y representan una forma de entender la historia reciente y el presente de un pueblo, su idiosincrasia, sus miserias y sus grandezas. Destaco a bote pronto: “Los gallinazos sin plumas”, “La insignia”, “El banquete”, “Al pie del acantilado”, “Espumante en el sótano”, “Tristes querellas en la vieja quinta”, “Silvio en El Rosedal”, “El marqués y los gavilanes”, “Solo para fumadores”, “Alienación” , “Sobre los modos de ganar la guerra” y “Surf”, entre mis cuentos favoritos. Mañana diría otros y pasado otros más.

EEU