Zarco, un detective homosexual, es ayudado por su ex mujer, Paula, en la resolución del caso, el crimen de una escalera, que por cierto, es la de la cubierta y a la vez la misma donde vive la autora. Una novela donde lo policial no es lo que prima, sino la puesta en evidencia de las miserias de una sociedad moralmente derruida, donde la violencia prevalece como respuesta que se da no únicamente de manera sangrienta, sino que consiste también en el maltrato psicológico, en el chantaje emocional, en la manipulación, en la discriminación racial, y en una profunda desconfianza social, que es básicamente donde radica la intriga del relato. La novela negra que husmea ya no en las calles de la ciudad o en sus portales, sino en las cloacas humanas.
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