sábado, 28 de diciembre de 2024

Reseña de Taquicardia, de Teresa Álvarez

 

Taquicardia

Teresa Álvarez

Pregunta ediciones

Zaragoza, 2024



La vida nos puede cambiar de forma inesperada. Y no para bien. Nadie está a salvo. Un día estás de viaje, de reencuentro con amigos, disfrutando, y al otro te cuesta levantarte de la cama, el cuerpo te pesa, el gesto más común requiere un esfuerzo mastodóntico, te ahogas, se te nubla la vista, no llegas a cruzar un pasillo. Al principio parece que se trata de una simple bajada de tensión, de un buen “trancazo”, es lo que dicen los médicos. Descansas, te dan el alta, vuelves al trabajo y los síntomas persisten. Lo peor está por venir. Es el principio de una nueva etapa que te costará aceptar. El inicio de una nueva vida. El fin de otra, que dabas por sentado, continuaría. Así arranca la primera novela de Teresa Álvarez, la escritora zaragozana que hace unos años publicó Descolonizar la palabra (Icaria, 2017)un imprescindible ensayo sobre literatura subsahariana. 

Taquicardia es una autoficción que trata de cómo la autora contrae el síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS por sus siglas en inglés), de causas desconocidas, que afecta tanto a hombres como mujeres, pero en un 80% más a ellas que a ellos, y que fue descrito por primera vez en 1993. 


La novela se cuenta en capítulos intercalados, los que narran la enfermedad, por un lado, que tienen más de auto que de ficción, y que llevan el peso del drama de la enfermedad en el entorno laboral, familiar y sentimental, de pareja, y en el enfrentamiento kafkiano con el INSS por una baja laboral permanente, y aquellos otros capítulos mas ficcionales que narran el pasado, que son un canto a la vida, que empiezan con un Erasmus en Toulouse, donde el arte y la literatura son el leitmotiv principal, aquello que moviliza a una juventud llena de inquietudes. Poco a poco se irán desplegando amoríos que darán lugar al encuentro con el verdadero amor. Una historia narrada con una fuerza arrolladora, sobre todo si consideramos que la autora parte en desventaja con respecto al resto de escritores, ya que su enfermedad le afecta también a la memoria y le requiere el doble de esfuerzo darle coherencia y firmeza a su relato, algo que consigue con creces. Parece escrita de un tirón y nada más lejos de la verdad. 


Se presentó en octubre de 2024 y para finales de año ya ha arrasado en las librerías de Zaragoza. Una señal de que pronto seguirá creciendo por la península y ojalá que cruce fronteras y sea traducida. Debería, porque no solo es un informe con valor médico, necesario conocer fuera de estas fronteras, sino también por su valor literario a la hora de combinar la vitalidad de una experiencia llena de pasión y entrega con otra de dolor y penurias burocráticas, en la que el Estado, como la enfermedad, es un enemigo desconocido, impenetrable, incomprensible, inconmovible, irracional, contra el que hay luchar otra batalla:


“Tus derechos no existen. Tus síntomas no existen. Da igual lo que digan los informes médicos, nosotros tenemos el poder de determinar la verdad. Nuestra verdad. No es necesario encerrarte en una prisión y hacerte desaparecer, nadie va a creer tu historia. [ ] Tu destino es perecer. Extinguirte. Dejar de molestar. No conseguirás nada. No tienes armas. No tienes ejércitos, no tienes ministerios. No tienes el poder de legislar. Tú no puedes dictar la ley, nosotros sí que podemos. ¿Quién te crees que eres? Una persona contra un Estado no es nadie.”


En buena medida estamos ante una investigación sobre una enfermedad infrecuente y el impacto emocional y psicológico que produce. En este caso la literatura recoge, como si fuera un diario, los pasos que llevan a la paciente por diferentes pruebas médicas, y al mismo tiempo funciona como terapia, como un vertedero donde arrojar toda la frustración. En ocasiones recuerda a Pizarnik: “escribo para recordarme que todavía estoy aquí y que aunque nadie me vea todavía sigo existiendo. Escribo para recordarme que todavía hay algo de vida en mi interior. Escribo para poder vivir, para poder sobrevivir. Escribo para expulsar el vómito incontrolable, para liberar un torrente de palabras que desatan una sustancia muerta en mi interior, para despedir un material inerte que debe ser desterrado para siempre de mí misma, para alumbrar un objeto tridimensional que pueda por fin ser abandonado en algún sitio. Algo ajeno a mí que cargue con todos mis errores, con todas mis penas, con todo mi dolor. Unas páginas impresas en las que se pueda tocar la huella de un pequeño mosquito muerto con las yemas de los dedos. Patitas ensangrentadas estampadas para siempre en un margen superior derecho”. 


Asimismo Taquicardia se pronuncia sobre la amenaza social de los virus, y por consiguiente, advierte sobre la necesidad de preservar los ecosistemas. En el campo social nos recuerda la importancia de sistemas de salud públicos capaces de atajar las consecuencias de futuras pandemias. El Covid 19 ha afectado a médicas y enfermeras que se pusieron en primera línea. En ese sentido la novela alza una voz de protesta feminista: “le aconsejo que vaya buscándose un buen abogado y le pregunto si cree que la situación sería la misma si el ochenta por ciento de los afectados por covid persistente fueran varones”. 


Un tour de force que merece toda nuestra atención, que aúna compromiso literario con compromiso social y político, una narración que nos acerca al abismo de nuestra fragilidad y de nuestra fuerza. 



viernes, 20 de diciembre de 2024

Reseña de Underground de Jorge Molinero Huguet

 Underground

Jorge Molinero Huguet

Trampa ediciones

Barcelona, 2023




Por Ernesto Escobar Ulloa 


Un libro ingenioso, lleno de teorías científicas y de anécdotas curiosas sobre los grandes pensadores de la antigüedad y la modernidad, que plantea una hipótesis que podría ser tan disparatada como cualquiera de esas teorías científicas que en su tiempo lo fueron y que sin embargo produjeron los avances tecnológicos que devinieron en el progreso de la sociedad y la mejora de la calidad de vida. Todo, siempre con un pie en la teología, la filosofía, la metafísica, la literatura y la ficción, para poder demostrar las tres premisas que se presentan en la primera página:

“Hipótesis n.º 1: Si Dios existe, es subterráneo.

Hipótesis n.º 2: Si Dios es subterráneo, creó (en el subsuelo) la bacteria primigenia. 

Hipótesis n.º 3: Si las hipótesis anteriores son ciertas, todo lo demás se explica mediante una sucesión de impactos medioambientales y culturales.”

Todo comienza con el descubrimiento de unas bacterias a más de mil metros de profundidad en un paraje del sur de Suecia. Cómo había llegado vida a tales profundidades quizá no era la pregunta, sino cómo había llegado a la superficie.  Recorremos la Europa asolada por la peste y el cólera en diferentes etapas y asistimos a una ciencia europea que no conforma una comunidad científica, avances y descubrimientos de primera índole que tienen que ver con las hipótesis presentadas al principio pasan desapercibidos. Así llegamos a conclusiones recientes que demuestran que “la limitación para la vida no es la profundidad sino la temperatura”. No tenemos constancia de vida extraterrestre pero se descubren ecosistemas subterráneos. Es posible la vida sin oxígeno, “lo que algunos científicos están proponiendo es que en el interior de la tierra se podría estar generando vida (constantemente) a partir de material (puramente) inorgánico. El planeta como una gran máquina, un inconmensurable reactor biológico que genera vida de forma autosuficiente de manera que, aunque explotara el sol y se desvaneciera la atmósfera, aquello seguirá funcionando como si nada.” Cuesta aceptar que haya tanta vida en el subsuelo como en todo el reino vegetal de la superficie terrestre. 

A partir de aquí el autor se pregunta si no será el interior de los cuerpos celestes aquello que guarde la esencia última del Big Bang. ¿No será ahí donde se encuentre escondida del universo, la esencia de la vida y por tanto Dios? Si ninguna religión ha sido capaz de demostrar su existencia no será por qué no hay mejor escondite que las profundidades? ¿Expresiones como la verdad está en tu interior no podrían ser aplicables a los planetas? ¿El simbolismo del hades cuya máxima expresión es Dostoievsky situando lo más abyecto del ser humano en Apuntes del subsuelo no sería una enorme equivocación? 

Underground de Jorge Molinero es una apuesta arriesgada, en ocasiones disparatada, y por eso mismo genial, para darnos un paseo por la ciencia con una mirada puesta en lo que esta tiene tanto de trascendental como de efímera, de seriedad como de humor, y que sin estos elementos, y la contribución de una serie de factores culturales, históricos, políticos, no sería un espejo de nuestra época, la fotografía de un período de la historia de la humanidad. EEU

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Reseña de Bad hombre de Pola Oloixarac

Bad hombre

Pola Oloixarac

Random House 

Barcelona, 2024


Por Ernesto escobar Ulloa


LLLL



Hay un mal hombre por destruir. Un objetivo al que liquidar. Un blanco fácil que derribar, quitárselo de en medio es una tarea conjunta, hay una coartada moral que aprovechar y sus municiones se disparan por las redes de manera coordinada, directo a los despachos donde se toman las decisiones. Todo empieza en 2017 cuando la autora recibe una llamada de sus editores alemanes. Había llegado una carta al director del Festival Internacional de Literatura de Berlín, al Ministerio de Relaciones Exteriores alemán y a la Cancillería argentina en Alemania, en la que se la acusaba de ser una voz negacionista. En Argentina se mereció la etiqueta por “reportar la existencia de la disputa” en torno a la cifra de desaparecidos entre la que dan las Abuelas de la Plaza de Mayo y la que dan ciertos organismos de derechos humanos. Negar el número de treinta mil en los círculos militantes argentinos merece el término de negacionista. La palabra en el contexto alemán tiene un significado radicalmente distinto. Significa negar el holocausto. Las reacciones podían ser imprevisibles, al punto que sería prácticamente una negligencia no cancelar la presentación. A partir de aquí la autora toma conciencia de lo que es capaz de hacer una carta anónima que lacera directamente las zonas más sensibles de la epidermis sociocultural. Seguidamente se produce un flashback para hallar a la autora de dicha carta anónima. La narradora viaja atrás en el tiempo para contarnos la historia de Lola, una vieja compañera de la Facultad de filosofía, de la época en la que ambas operaban “bajo una fantasía bastante latinoamericana y machista de que los hombres son seres movidos por algún tipo de adiccion al sexo, que jamás se llega a domesticar completamente, y que todo el asunto del amor consiste en activar y direccionar ese atavismo, esa adición. Como gerenciar la animalidad masculina era el gran desafío amatorio de nuestra estirpe”. El resultado real fue que Lola acabó convertida en una depredadora sexual a la que “cada vez le costaba más encontrar paternaires para saciar su ninfomanía de élite”. La narradora le presenta un candidato para cumplir la difícil tarea. Y vaya que lo estaba logrando con méritos cuando de pronto la narradora empieza a recibir una serie de mensajes: “Tenés que ayudarme. Tobías es un hijo de puta. No puedo creer que me haya hecho esto. Me contagió herpes [ ] tenemos que escracharlo en Facebook. En todas las redes. Hay que alertar a otras mujeres. Así no les pasa también a ellas. Esto es violencia de género.” 


El hecho de no haberle parecido a la narradora tan sencillo calibrarlo como violencia de género, la situó al otro lado de la línea trazada en la arena. Podía haber sido otro el que la contagió, “Tibor, el prostituto, o el economista cercano al gobierno”. Dudar de la palabra de Lola era una afrenta y no haber accedido a sumarse al escrache una traición. Las máximas autoridades alemanas que movían los hilos del campo literario debían enterarse de a quién invitaban. Esta experiencia, la de haber sido víctima en carne propia de la mentira organizada, del bulo difamatorio, sensibiliza a la narradora frente a casos que vendrán más adelante contra hombres cuyo honor hay que mancillar para sacarlos del juego. El interés de Bad hombre radica en la letra pequeña, en el contexto en que ocurren las campañas de cancelación que vendrán a continuación, y pudo haber narrado otras más de las que tuvo noticia de primera mano, pero el libro se centra solo en aquellas a las que fue invitada a sumarse.  Contar cada una, con todas sus implicaciones, sobre todo culturales, y además contrastarlas con casos históricos, de violencia real, palmaria, en lugar de servir para ver un progreso en la lucha contra los abusos y la desigualdad, sirve más bien para revelar una brecha, un abismo histórico que inevitablemente nos hace preguntarnos: ¿qué ha pasado? Un ejemplo es el caso de Althusser y el asesinato de su esposa Hélène Rythman en 1980, que sirve de contrapunto para el caso de Laurent, amigo de la narradora, en la Sorbonne. Luego se cuenta el caso del Perro, un “galán de arrabal” y Mireya en la redacción de El Argentino. Más adelante el caso de Mateo, “guapo como un galán de telenovela mexicana”, y sus compañeras sentimentales Nayla y Lisa, con una sale de día y de noche con la otra. Finalmente ambas descubren “el engaño paralelo”. Más adelante el contrapunto será una historia personal, lejana en el tiempo, el asesinato de su tía abuela, Ana, en el barrio del Rímac, en Lima, a manos de Vizcarra, “un hombre violento, un delincuente de poca monta.” Los casos de verdadera violencia revelan el costo de levantar falsas acusaciones, el daño que ocasionan a la verdadera causa por erradicar el flagelo de la violencia de género. Montadas en la ola de una noble causa se producen verdaderas cacerías de brujas.  “¿Pero es justo usar el sufrimiento de Ana y de tantas mujeres asesinadas como la coartada virtuosa que disimula venganzas personales?” Bad hombre pone de manifiesto el peligro de aceptar sin cuestionamientos, sin el menor análisis, un sistema puritano, una especie nuevo orden divino sobre la tierra, una comunidad sin vicios, donde será excomulgado, exiliado, desterrado, todo aquel que se atreva a poner en duda las acusaciones del que lleva como estandarte la sacrosanta categoría de víctima. La cancelación que da como resultado la banalización de la violencia real, desplaza, margina y oculta aquella que tiene lugar en capas de la sociedad donde no están puestos los focos. Dejar de lado el empoderamiento de las mujeres por la identificación con una figura victimizada y convertir a todos los hombres en potenciales violadores está empobreciendo y debilitando todo un capital político para encumbrar al enemigo. La figura de Victoria Ocampo al final del libro rescata otra manera de ser mujer, que aunque políticamente incorrecta a ojos de hoy, por seducir y cosificar a los grandes intelectuales de su época, que pasea por Argentina, goza de una libertad a su manera, ganándose aires de glamour en la escena cultural. 

Un libro necesario en nuestros días. El papel de la literatura está en la verdad que se enfrenta al dogma, que no le teme a la etiqueta, al hecho de que, como en los regímenes totalitarios, el menor cuestionamiento, la menor crítica sea tachada de traición, de haberse vendido al monstruo. Contra el dogma, contra el pensamiento único, en busca de una verdad, que aunque ficticia, ilumina el escenario de los debates intelectuales, ese es el rol de la literatura. 


miércoles, 11 de diciembre de 2024

Reseña de Psicojuego, de Verónica Nieto

 Psicojuego 

Verónica Nieto

Salto de página 

Barcelona, 2023.


Por Ernesto Escobar Ulloa


Psicojuego básicamente combina elementos de la novela policial y de la novela distópica y por esto último, de la actualidad, la actualidad de los implantes de chips de Neuralink, la empresa de Elon Musk o de la industria gamer, que ofrece experiencias de realidad mixta. La autora presenta una trama narrativa que cuestiona las consecuencias de la tecnología en el campo del videojuego y la realidad virtual. 

Estructuralmente se compone de informes y de testimonios de los participantes del psicojuego y otros testigos a fin de resolver  el misterio de la muerte de una de sus programadoras. “La tarea consistía en diseñar un psicojuego cuyo objetivo final era construir una nueva especie”. El propósito real se halla oculto. El psicojuego pone a prueba los límites emocionales y mentales de sus jugadores. 

Cabe recalcar el aspecto onírico de la novela y los apuntes hechos a partir  del psicoanálisis, se trata de conocer la mente para manipularla.

“Nótese que el psicojuego opera con el lenguaje del inconsciente de cada jugador, de modo que la intimidad quedaba al descubierto”, “las reglas son apenas un esqueleto, el resto [  ] depende de las fantasías de cada jugador”.

Hay algo de vacío en los personajes, en la Era de la Posthumanidad que parece estar al otro lado de la esquina. Se denuncia o cuestiona la pornografía o las aplicaciones de citas. La informatización de los aspectos sentimentales o emocionales producen un proceso de homogeneización y previsibilidad. El inconsciente materializa deseos en el psicojuego que revelan una grave carencia de afecto, de sensibilidad, de emoción, por último de empatía. Los jóvenes  entienden la realidad virtual simplemente como otra realidad. La brecha generacional levanta una tapia de incomprensión de estos hacia los mayores o hacia aquellos que pretenden recuperar la humanidad que se perdió por el camino. De otro lado la novela cuestiona los alcances de la lucha feminista: “Años llevamos de supuesto feminismo y años quedan para que la palabra deje de existir por innecesaria”. Hay un engranaje superior, una fuerza invisible que como el gran hermano orwelliano lo que pretende es aniquilar aquello que hace a los amantes enfrentarse al sistema, arriesgar la vida.

Una novela contada a partir de múltiples voces, cuya oralidad aporta frescura a un tema que corría el riesgo de ser engorroso. Una reflexión interesante sobre avances tecnológicos que ya están aquí, a punto de convertirnos en otra especie. 



miércoles, 27 de noviembre de 2024

Reseña de Niñagordita de Belinda Palacios

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Belinda Palacios

Negra ediciones

Madrid 2024


Por Ernesto Escobar Ulloa

 

         A pesar de ser una ópera prima, Niñagordita de Belinda Palacios es una novela de primer orden. El estilo, aparentemente sencillo, reproduce los diálogos de los personajes dentro del cuerpo de la narración. La narradora a su vez se refiere a sí misma en segunda persona, representando eficazmente un desdoblamiento que nos va introduciendo en la complejidad de sus problemas psíquicos. Por el acierto en la oralidad, la fluidez y el español limeño recuerda a Jaime Bayly en obras como No se lo digas a nadie, lo cual es un elogio. La historia narra una etapa en la vida de Talía, Tali para sus amigos, que va de las épocas de la secundaria a la universidad, la etapa más oscura de su vida, aquella en la que toca fondo: el período de sus relaciones con dos hombres, Felipe, del cual está perdidamente enamorada y de quién se convierte prácticamente en una esclava sexual no consentida, y Tomás, su novio oficial, al que en un principio se acerca para olvidar al primero, y del que finalmente se vuelve otra esclava, en busca de su renuente aprobación. Los tormentos por los que pasa Talía dibujan un cuadro clínico que refleja las consecuencias que provoca en una adolescente el asfixiante ambiente machista y conservador de la clase privilegiada limeña. Familias bien acomodadas, con casas de playa, que viven en los mejores barrios, que envían a sus hijos a colegios religiosos privados o a estudiar al extranjero, y que practican un catolicismo tan férreo que, por paradójico que resulte (los extremos se tocan, dicen) tiene mucho en común con el islamismo más radical. No hace falta que la mujer lleve un burka, igualmente se la cosifica, no se la escucha, se le niegan sus deseos o se la castiga por ellos. 


El título de por sí está tomado de composiciones de palabras muy comunes en el lenguaje oral, con los que se etiqueta y encubre al individuo, a la persona, ya sea para sexualizarla, marginarla, invisibilizarla, en este caso para categorizarla dentro de un grupo de mujeres “indeseables”. Su sex appeal ha sido borrado, negado, con lo cual su sexualidad solo tiene lugar en el margen, en lo clandestino, en lo ominoso. Tali es la “gorditabuenagente, la chanconademierda-perotequeremos”. Y sus amigas, Nicole “la que está buenaza”, “porquetieneunculazo” y Caro “lalocademierda que hace lo que quiere”. Tali conoce a Felipe en un programa de confirmación que brinda desayunos solidarios en asentamientos humanos. Se trata de un mero acercamiento al pueblo, no de confundirse con él, no hay la pretensión de relacionarse con él por otras vías fuera de la caridad. De hecho los personajes que conforman ese entorno apenas son mencionados, no tienen identidad. La tarea es parte del propio sacramento, un ritual. Cualquier pretensión de ir más allá mata el verdadero propósito, la brecha social ha de seguir reforzándose. Cuando llega el momento para Tali de liberarse de Felipe, utiliza a Tomás. Pero la tortilla se le voltea. Primero se va con cuidado de no hacerle daño, al ser incapaz de olvidar a Felipe, pero Tomás utiliza los reproches, los insultos y el desprecio para convencerla de que es un ser deleznable, en cuya naturaleza hay algo que falla, que no está bien, y que para estar a su altura, tiene que reconstruirse por completo, sin una mínima noción de por dónde ni cómo ha de hacerlo. Tali entra en un callejón sin salida y el mundo entero comienza enseñarle su verdadero rostro. “¿No eran todos un poco hipócritas?” se pregunta. Aunque tiene todos los privilegios de la clase dominante y el dinero pone a su alcance cualquier capricho está muy lejos de sentirse libre. Hay una moral establecida vigilante, que no descansa, que estigmatiza fácilmente y que en ese microcosmos puede sentenciarla de por vida. Tomás es la censura, la represión, el afilado cilicio del Opus Dei. Aunque afirma ser ateo, su estilo de vida y sus actos demuestran lo contrario. Su rigidez de autoridad censora es destructiva, inapelable, cuestiona su vocabulario, la ropa que se pone, la cela incluso por su pasado, y poco a poco irá poseyéndola hasta controlar todos sus movimientos, lo que piensa, lo que quiere, lo que necesita. Tali no solamente tiene que mentirle a él, tiene que mentirles a sus padres, a sus amigas, por temor a quedar de puta, de chica fácil, de chica que se regala porque con ese físico nadie la puede querer de verdad. Si tiene deseos es una “arrechaza”, “una perra”. Y en el polo opuesto están los hombres, que aunque se conducen bajo la misma rigidez conservadora, se pueden permitir cuanto desliz crean conveniente siempre y cuando quede en la clandestinidad, para después guardar el decoro de cara al público. Siempre hay una autoridad dispuesta a encubrir, borrar y hacer desaparecer las pruebas del oprobio. Eso es lo que distingue unos de otros, ricos de pobres, hombres de mujeres. En algún momento Talía recuerda: “todo  lo que salía de boca de Felipe era ley”. Es una sociedad por la que no ha pasado ni la segunda mitad del siglo XX, cuyos vástagos ven la conveniencia de perpetuar el orden en el que crecieron sus progenitores, porque como hombres, seguirán siendo sus beneficiarios. No por gusto Felipe aspira a la política, como su padre. 

         Así como hay novelas que se acercan a la dura realidad de las clases bajas, hay otras que, acercándose a la de las clases altas, nos ofrecen además una explicación del por qué algunos países son como son o están como están. Las clases dirigentes peruanas crean una apariencia de vida decente y ejemplar mientras miran hacia afuera, admiran Europa y Occidente e intentan reproducir el estilo de vida de las sociedades del primer mundo ignorando que en este la igualdad no es una utopía. Es una clase dominate hija de la colonia española, de una nobleza criolla preocupada en mantener unas desigualdades para recluirse en sus clubes privados, en una isla que cada día se parece más al Versailles de 1789. Nunca se sintió parte del resto del país y por lo tanto nunca asumió el mando para tirar del carro y convertirlo en un país con igualdad de oportunidades, sino más bien en su cortijo, en un país de siervos, de mano de obra barata, de empleadas que limpien sus casas, e iglesias y curas que laven su conciencia cada domingo. Ese es el mundo que pinta esta excelente novela, y merece la pena acercarse a ese mundo para conocer al verdadero enemigo del progreso. 

martes, 26 de noviembre de 2024

Reseña de Un lugar soleado para gente sombría de Mariana Enríquez



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Un lugar soleado para gente sombría

Mariana Enríquez 

Anagrama

Barcelona, 2024

 

Por Ernesto Escobar Ulloa


El último libro de relatos de Mariana Enriquez está plenamente a la altura de su obra cuentística precedente, como Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama, 2016) o Los peligros de fumar en la cama (Anagrama, 2017). El terror es el componente que da coherencia a este conjunto de doce relatos. Se trata de un terror bien entendido, del terror como vehículo que canaliza unas realidades sociales que ponen a los seres humanos en los límites mismos de la razón o los rebasan. Por eso el terror es un síntoma, no surge como una mera fantasía, es el fruto de una sociedad cuyas entrañas comienzan a podrirse, que aterra más que los seres monstruosos, terroríficos, sean almas en pena o zombies decrépitos, con los que en cierto sentido se convive de manera casi natural. En ocasiones recuerda a El desbarrancadero de Fernando Vallejo o Salón de belleza de Mario Bellatin, porque se trata de una realidad de proporciones mayores y que sin embargo, desde el punto de vista mediático, solo tiene cabida como algo marginal y periférico. Ya lo dice en “La desgracia en la cara” el tercer relato, en que la madre de la protagonista fue violada a los catorce años: “Mi madre volvía del colegio por un camino que era oscuro porque la casa estaba en una zona de quintas, pero nadie tenía miedo, no a cosas reales al menos, solamente a fantasmas y duendes”. En “Mis muertos tristes”, la protagonista, una enfermera convive con su madre muerta de cáncer, y sin embargo, el terror no es ese, ni el cáncer ni la muerte, el terror es la delincuencia que ha surgido en uno de los tantos suburbios de la ciudad, los llamados monoblocs, en donde los vecinos tienen que hacerse cargo de su propia seguridad. No es algo que solo pase en un suburbio de Buenos Aires y en unos cuantos barrios periféricos, originalmente hechos en serie, y en otro tiempo, quizá con algo de decoro, “cuando el mundo era otro”, como dice la narradora, es un problema real de toda América latina y que hoy en día se ha instalado en Europa, en países como Suecia, nada menos. Pero Mariana Enríquez va más allá, sus relatos tienen el alcance de una literatura ambiciosa, que no parasita la actualidad sino que indaga en el componente universal de sus ficciones. Por ejemplo, no es una cuestión de hoy esa delincuencia que denuncia. El tema sirve para poner de manifiesto una hipocresía: “Todas las reuniones terminan con el recuerdo de los buenos abuelos de los vecinos, esos inmigrantes europeos que vinieron con una mano atrás y otra adelante, que llegaron para trabajar honestamente, que eran pobres pero dignos. Otro mito. Los inmigrantes de aquella época era, en muchos casos, pobres y ladronzuelos, otros eran anarquistas perseguidos por la policía, en gran parte se convirtieron en comerciantes deshonestos que preferían ganar dinero antes que plantearse cualquier tipo de responsabilidad ética. 

 

La precariedad laboral es otro de los grandes temas, así como la imposibilidad de conciliar: “Y mi hija viene cada vez menos, pero no es su culpa, tiene mucho trabajo. En este país es mejor que aproveche: nunca se sabe cuanto puede durar un empleo, si uno está al borde de ser echado o no (la orden de despedir personal puede ser repentina) y conseguir otro puesto resulta en una espera de años”. El fracaso matrimonial o de la vida en pareja es otra constante, el lugar donde se ubica la mujer independiente hoy en día frente a una vida conyugal en crisis: “extraño a mi marido, pero no como pareja. Extraño su amistad, sus charlas, su comida (es un excelente cocinero). Pero él necesita enamorarse y cuidar, y yo necesito estar sola.” 

 

Un machismo enraizado en culturas ancestrales se puede rastrear en “Los pájaros de la noche”: “Todos los pájaros son mujeres que han recibido un castigo. En los mitos populares de nuestra provincia, Entre Ríos, pero también en Corrientes y en Misiones (tengo un libro que ubica cada mito en detalle), el castigo para la desobediencia, la mala conducta o el amor desesperado es ser transformada en ave. Hay algunos hombres pájaro también, pero no tantos. [ ] “Los destinos de las mujeres son mucho peores.” “Todas las leyendas de varones transformados en animales son por competencia, la mayoría, a las mujeres nomás se las condena.” Estas dos hermanas muertas y en descomposición se enfrentan a una eventual metamorfosis mientras repasan eventos familiares y de la comarca al borde del río, cerca del temible monte que recuerda a los bosques de los cuentos de hadas. En “Julie” asistimos a un caso de abandono familiar, que sirve para profundizar en el tema de la emigración, en particular de la emigración a los Estados Unidos, adentrándose en el lado oscuro del sueño americano. Los tíos de la protagonista regresan a Argentina a ver si curan a su hija con sobrepeso, de un mal que parece mental. “La trajeron acá porque allá no pueden pagarle un tratamiento, es carísima la psiquiatría en Yanquilandia, y acá el cambio les favorece.” “Mi tía fue la que encontró a Julie teniendo sexo con los espíritus”. Lo verdaderamente alienante y monstruoso sin embargo son esos padres, que regresan convertidos en algo que no son, en “gringos exitosos”, que han olvidado su lengua y reniegan de su cultura y que “Vienen a usar la salud pública de este país, bramaba mi padre.” El paso del tiempo y la vejez es también un tema recurrente. Está tratado de manera muy original en “Metamorfosis”, un relato en el que una mujer de mediana edad, al borde de la menopausia, a la que extirpan un mioma benigno del tamaño de un melón chico, tras la curación, va en busca de Virginia, la amiga que en su local de tatuajes hace además “modificaciones corporales”, “Virginia tiene dos cuernos de silicona sobre las cejas”. “Le expliqué que quería el mioma de vuelta en el cuerpo.”

La gentrificación que padecen las grandes ciudades y hasta ciertos paisajes remotos aparece en “Los himnos de las hienas”: “Para atraer más turistas se armaron un zoológico a todo culo y ni pensaron en el gasto ni en qué ya hay mucha gente a la que le parecen cárceles”. La violencia de género llega con un epígrafe del poeta peruano César Vallejo: “¡Ay, la llaga en color de ropa antigua, como se entreabre y huele a miel quemada”. “Cementerio de heladeras” narra el peso de un crimen cuya complicidad viene de lejos, de lo más remoto de la infancia, cuando se ignoran las consecuencias dramáticas que puede traer la crueldad infantil.  Algo de esa infancia cruel regresa en “Ojos negros”. Un conjunto de relatos, en suma, que nos hacen mirar nuestro entorno de otro modo, la noche transforma la ciudad moderna en ghetto, en una jungla donde campan la desigualdad, la injusticia social, la locura, la enfermedad, la pobreza, como la flores marchitas de la decadencia del sistema. 

lunes, 28 de octubre de 2024

Reseña de Horizonte tardío, de Ernesto Escobar Ulloa, por Hernán Migoya

Horizonte tardío
Ernesto Escobar Ulloa
Editorial Comba
Barcelona, 2024

LLLLL


Una de las cuestiones que me causan mayor intriga en la literatura contemporánea es cómo los autores calibran lo que debe medir en extensión sus novelas. En mis últimas lecturas de escritores de mi generación para abajo, me sucede que arrancaría sin dudar ciento cincuenta páginas de la mayoría de obras. Como dirían Roxette, ¡no nos aburras, ve al estribillo!

Bueno, 'Horizonte tardío' de Ernesto Escobar Ulloa (Editorial Comba) no puede presumir tampoco de ser una novela escueta, pero cuenta con una virtud que la redime: o entráis en su premisa o no entráis, desde el km 0 la tomaréis o la dejaréis, porque es un todo; si arrancáis una sola página del libro, ya no funciona, como debe ser en toda propuesta bien trabada. Y está mejor escrita que el 90% de lo que escribe mi generación en español.

Que sí, que al final es otro libro de memoria sentimental de la historia reciente del Perú a través de la personal, en este caso mediante un alter ego del autor que lleva años viviendo en España y recuerda un capítulo crucial de su juventud peruana, tal vez el momento en que se jodió, si no su país, sí su propio mundo. Pero la voz narrativa de Escobar Ulloa no se siente salvadora de nada, combina el lenguaje coloquial peruano y español sin ningún paso en falso (sin empacharnos ¡y sin literaturizarlo! pero sin que por ello deje de ser literatura) y su ojo para verter la esencia de lo propio y lo ajeno es notable. Me quedo con un lugar común que me harta en muchos libros recientes y en el que 'Horizonte tardío' no incurre: su prosa NO ES ACUMULATIVA, no te explica lo mismo de tres modos distintos en cada página, como un periodista más fabulador que nunca ( ). En este libro, todo cuenta.

El hecho de que sea una primera novela escrita ya en la cincuentena por un periodista cultural curtido se agradece, su contenido resulta de una madurez loable y sus coqueteos experimentales son pertinentes y enriquecen la pintura del paisaje humano. Así que si deseáis hacer autoestop por la Panamericana junto al protagonista y vivir con él todo lo turbio que se podía vivir en ruta por la costa peruana a finales del siglo XX, 'Horizonte tardío' supone una buena opción para ampliar el nuestro.


domingo, 26 de noviembre de 2023

Homenaje a Osías Stutman y un poema

 


Casa Amèrica Catalunya rindió un emotivo homenaje al gran poeta Osías Stutman a raíz de su nonagésimo aniversario. En el acto participaron Juan Bautista Durán, su editor en Comba, Edgardo Dobry, Neus Aguado y José Ramón Ripoll. Luego hubo una lectura de sus poemas por parte de jóvenes poetas como Fernando G. Moggia, Paul Sánchez, Luciana Jazmín Coronado, Cristal Rodríguez y Mario Pera, así como un recital musical a cargo de Sandra Rehder y Nico Pérez. Bautista Duran destacó “el giro simpático y guasón” que Stutman daba a sus versos, así como Dobry señaló la capacidad del poeta para hacer convivir en un solo poema elementos que otros poetas no osarían mezclar, como ocurre en el poema “El escritor en el siglo XX”, en el que leemos: “¿Qué soy cuando escribo (poesía)?/ ¿Un espejo? ¿Un soñador? ¿Gogol/ en San  Petesburgo? [ ] Ser Dante o Virgilio es difícil/ decisión y nadie nos permite ya/ ser los dos. [ ] Es como el único ladrido que oí en el despierto africano. [ ] Es olor de cebolla/ bajo las uñas y que dura días.” Nadie se atrevería a compaginar, decía Dobry, a Gogol, Dante, Virgilio, el desierto africano y el olor a cebolla. Nadie excepto Stutman. Seguidamente recordó sus orígenes poéticos como parte de la generación del 60, a la que a su vez pertenecen Pizarnik, Olga Orozco, Juan Gelman o Paco Urondo. La dictadura lo invitaría a marcharse y entonces se produciría aquello que daría lugar al poeta que es hoy, el biólogo miembro de numerosas sociedades científicas norteamericanas, que a punto estuvo de ganar el Nobel, cosa que según Dobry, a modo de chascarrillo, creería, de no ser Stutman poeta, y que volvería a la poesía a edad tardía, en los años noventa, en Barcelona, lleno de un envidiable entusiasmo juvenil, y con una mochila cargada de vivencias, reconocimientos en el campo científico y, sobre todo, lecturas. Algunos lo recuerdan en los recitales “repartiendo fotocopias de sus versos”. Yo particularmente lo recuerdo en los Martes poéticos, celebrados en Casa del Llibre hace ahora una veintena de años, junto con Carlos Vitale, Concha García, Cinta Montagut, Enrique Badosa, Esther Zarraluki y Daniel Najmías, traductor y editor de The Barcelona Review, revista en la que luego lo sucedí y donde publicamos “Poemas con palabras inglesas” en el número 25 (Ahora reunido en el segundo tomo de su obra completa en Comba) y años después, una selección del propio autor de 44 cuartetas, una reseña y una entrevista por parte de Cinta Montagut. Volviendo al recital, Neus Aguado recalcó que el trabajo de Osías Stutman se caracteriza por ser inclasificable dentro de la poesía que se ha escrito en España en estos años y por tratarse de una obra surgida de voces filtradas por la madurez y su relación con la ciencia. Destaca también su generosidad y las notas y agradecimientos a tantos de sus compañeros, por citar algunos: Nora Cateli, Vila-Matas, Ana María Moix o Alandra Pizarnik. Juan Ramón Ripoll reconoce que los poemas reunidos en el segundo tomo de la antología, El mar de Bohemia, le parecen más abiertos que los del primer tomo: «Concebidos por encima de normas métricas y retóricas que impiden la expresión adaptada al ritmo interno del poeta, que tiene que ver más con su respiración natural. Es curioso que el autor utilice visualmente la estructura clásica, cuando abrimos un libro de Stutman decimos “esto es un soneto”, “esto es un tercero encadenado”, pero si nos fijamos los endecasílabos no son endecasílabos, aunque él los separe, por medio de encabalgamientos. De su respiración natural establece una prosodia distinta a la que nos plantea esa visualización.» EEU






 

 

         El olvido 

         

         Esa gran guerra no es nada

         ya, terribles son las de ahora,

         y las de antes. Tontas cosas

 

         de hombres, como espetan 

         los empleados de nuevo

         gobierno sin memoria de Caudillos

         y los otros de ahora. Sin recuerdos ni culpa

         escuchan el intestino hablar vacuo.

 

         Los obuses del olvido, explotan

         sin hacer ruido, apenas humo

         y después todo sigue igual.

 

         Enlaces:

 

Celebramos a Osías Stutman a sus noventa años.

Video de YouTube en el canal de Casa Amèrica Catalunya:

https://youtu.be/LNWcRoiukOE?si=XFLHLO2XdTUI2TBd


En The Barcelona Review:

 

“Poema con palabras inglesas”, de Osías Stutman   

https://www.barcelonareview.com/25/s_os.htm

 

Osías Stutman: Ciencia y literatura

Entrevista de Cinta Montagut

https://www.barcelonareview.com/64/s_ent.html

 

Poemas de 44 cuartetas, selección del autor

https://www.barcelonareview.com/64/s_os.html

 

Reseña de 44 cuartetas, de Cinta Montagut

https://www.barcelonareview.com/64/s_resen.html#3

 

Osías Stutman en editorial Comba

https://editorialcomba.com/autor/osias-stutman/

 

 

 

miércoles, 31 de enero de 2018

Próximamente entrevista a Daniel Mella por su novela El hermano mayor


Entrevista a Andrea Jeftanovic


“Toda política tiene una hebra humana” (Andrea Jeftanovic)
Norman Lewis escribió en Un dragón latente, sobre sus viajes a Camboya, Laos y Vietnam, que «debajo de nuestros ojos se perpetraba la violencia, pero nosotros estábamos casi tan despegados de ella como de la historia». En Destinos errantes (Editorial Comba, 2016) la escritora chilena Andrea Jeftanovic se propone acercarnos a la historia y sus escenarios, en los que en ocasiones se oye todavía el eco de la violencia. Se puede percibir el legado de sus maestros, Sebald, Benjamin o Lispector, en esa mirada atenta a realidades múltiples y complejas, en el tratamiento del material narrativo —fotografías, libros, graffiti— y las fuentes. Es el reencuentro del yo consigo mismo y el choque entre lo exterior y lo interior, de donde emerge la literatura y, por qué no, aquello que llamamos realidad. Deambulamos por conflictos como el palestino-israelí o la guerra de los Balcanes. Nos acercamos a autores como Watanabe o la propia Clarice Lispector. Salimos de librerías, cruzamos aduanas, atravesamos túneles que salvaron vidas en medio del horror.
Destinos errantes es la segunda publicación de Jeftanovic en España, después del libro de relatos No aceptes caramelos de extraños(Editorial Comba, 2015). Conversamos con ella en la Librería La Central de Barcelona.

¿Por qué insistir en el género, la crónica? 
Porque no es puro, creo. Me interesó trabajar algo que yo llamaría crónica ficcional. Tiene algo de relato y algo de crónica. Me interesan mucho los géneros que son híbridos. Sentí que era lo natural para este libro. Hay ensayo, hay crónica, intertextualidad, hay entrevista. Pensé en un género híbrido que me permitiera reunir todos los materiales heterogéneos de esas crónicas de viaje que parten de lecturas, de experiencias de haber ido, de regresar, de conocer gente, de entrevistarla. Después me di toda la libertad para ensamblar esos materiales como autora.

Como autora que se desenvuelve como escritora, que escribe literatura.
Claro, no como periodista. La definición es difícil porque no es una crónica periodística, de haber ido a un lugar y haberlo tratado desde lejos. Tiene mucho que ver con una cosa creativa, de generar una poética. Yo no siento tanta diferencia en el modo de escritura de los relatos del libro anterior y de éste, como que sigo siendo yo, como autora. Me interesa la creación, la escritura literaria, artística.

¿La crónica te permite llevar algo hacia tu narrativa?
Sin duda. Para mí podía ser un libro de cuentos. Ahí están las imágenes visuales que me interesaba trabajar. Hay cierta escritura de prosa poética que es difícil de narrar, como cierta belleza en situaciones muy difíciles. La narración coral aquí está más acentuada, hay muchas voces que voy ensamblando. Otra cosa que me ha hecho repensar el género es que la realidad es insuficiente. Estamos tomando un café y conversando, pero hay muchas más cosas. Hay una tradición del relato de viaje que sólo cuenta lo que ocurrió, lo que se vio, y los seres humanos tenemos muchos planos de realidad: lo soñado, lo imaginado, lo temido… Y me interesó unir todos esos niveles. El viaje no es esos diez días que fuiste a un lugar, es mucho más complejo que eso. Hay viajes que parten mucho antes, en una biblioteca. Y después de la experiencia acotada del viaje, hay un momento para reescribirlo, organizar esa experiencia, repensarla en un tiempo lento, más extenso y reflexivo. Me interesó mucho trabajar eso. El viaje es mucho más que la experiencia de con quién conversaste y qué lugares viste. ¿Qué quedó pendiente? ¿Qué te pasó internamente? ¿Qué te llamó? ¿Qué no pudiste hacer? Lo deseado, lo censurado, lo vivido, lo imaginado, lo vivido por otros y cómo te apropias de eso.

Una vez que tienes todo el material sobre la mesa, ¿qué te da el punto de partida para empezar a escribir? 
Qué difícil. Trabajo de un modo bien rizomático. Muchas veces despliego varias páginas, de varios materiales, en archivos distintos, y luego viene el momento del ensamblaje, que para mí es muy interesante, porque hay cosas que aparentemente no tienen nada que ver y comienzan a ensamblarse, de un modo un poco misterioso y también por voluntad.



Entrevista completa en Eñe

lunes, 20 de octubre de 2014

jueves, 10 de julio de 2014

EN PORTADA: Xavi Ayén. "Aquellos años del boom"

"¿Por qué no existe una biografía del Boom? La busqué, y como no existía, la escribí yo"

 Entrevista y fotografía: Ernesto Escobar Ulloa  ©  2014

domingo, 22 de junio de 2014

Tomás Browne. "Las semillas de Urano". Reseña y selección de poemas.


En Las semillas de Urano, su cuarto poemario, recientemente publicado por la nueva editorial Comba, Tomás Browne se aventura por los caminos de la Grecia antigua, se adentra en su mitología, como en una selva, y, de rebote, porque el mito suscita la reflexión, en la filosofía clásica. El profundo legado que ambas nos han dejado, como base de la civilización tal y como la entendemos, su paso a través de las diferentes épocas de nuestra historia, y su pervivencia y legitimidad, entre las nebulosas de la postmodernidad líquida, en el inconsciente colectivo, quedan representadas aquí como un organismo vivo. Se dirá que una obra que apela al pasado o a la tradición carece del componente de modernidad necesario para interesar al presente. Nada más errado. Ya Gilles Lipovetsky, que sabe mucho de esto, señaló: "Cuanto más se entregan nuestras sociedades a un funcionamiento-modo concentrado en el presente, más acompañadas están por una vaga memoria de base. Los modernos querían hacer tabla rasa del pasado, nosotros lo rehabilitamos; si el ideal era abandonar las tradiciones, ahora recuperan la dignidad social. Al exaltar el más mínimo objeto del pasado, al apelar a los deberes del recuerdo, al reactivar las tradiciones religiosas, la hipermodernidad no está estructurada por un presente absoluto, sino por un presente paradógico, un presente que no deja de exhumar y "redescubrir" el pasado." Este redescubrimiento pasa por Browne como por un filtro, que extrae de la tradición clásica el mundo de las ideas pero para situarlo bajo la lente de la lógica dialéctica; es su confrontación y la vigencia de esta en la cotidianidad más mundana lo que al poeta le interesa. Por ejemplo: la confrontación platonismo-aristotelismo, encarnada en el debate de la razón frente a los sentidos o la antítesis "apariencia-realidad":

                    "Pero las palabras la apariencia, y los corazones nos distraen
                    con su publicidad
                    Son el ritmo de una musculatura en el siglo, de yoga y
                    consumismo." ( "VI" )

          O la dicotomía Eros-Tánatos; la desenfrenada búsqueda del placer carnal por parte del individuo contra el hombre en sociedad ante su destino fatal, o lo que es lo mismo, la lucha entre el principio del placer y el principio de realidad que en nuestra historia literaria tiene un antecedente claro en el Arcipreste de Hita y el Libro de Buen Amor:
               
                 "No sé si el sonido en nosotros sembró la locura
                 Pero por cierto la locura sembró el amor." ( "I" )
      
          La propia actividad creativa, la escritura, en el poema "El olimpo", podría estar hablándonos de varias temáticas en una, como la distinción: prosa-verso o novela-poesía, grandes personajes frente a personajes pequeños, la épica frente a la lírica, el arte mayor frente al arte menor, el mester de clerecía frente al mester de juglaría":

                    "Es el poeta épico el que es impropio, revestido de poderes,
                    Y es la punta de la pirámide donde las paralelas se juntan,
                    Donde el incesto, las violaciones, torturas y el regalo
                    Son explicaciones sin razones, que son la razón del poeta
                    Lírico, propio, cantándose a los pies del Olimpo." ("Olimpo")

              Esta continuas oposiciones llegan hasta el propio cuerpo, para concebirlo como campo de batalla en el mito del andrógino:
               
                   "Lo mataste con sangre en el ojo turnio,
                   Maldiciéndolo, se lo devolviiste a la luna llena
                   Y maldiciéndola devino en una media luna
                   Para que entendieras que tu otra mitad
                   No es el espejo que buscas a tientas." ("Andrógino")

Tomás Browne es uno de esos poetas que confía en la poesía como medio de llegar a otra especie de entendimiento. La poesía en sí misma representaría ya no un lenguaje sino un idioma, una lengua gracias a la que somos capaces de repensar el mundo e iluminarlo desde otra perspectiva, con otros ojos, con otra mirada. En Browne la palabra poética recobra toda su fuerza, su carácter, para volverse acontecimiento, verdad. Para muestra hemos seleccionado los siguientes tres poemas del libro. Solo añadir que se trata de una edición muy cuidada, de una presentación impecable en cuanto a la maquetación, el tipo de papel y el tratamiento de los textos y las ilustraciones a cargo del propio autor. Ernesto Escobar Ulloa


I

No sé si la música de las esferas sembró la razón,
Pero por cierto la razón sembró el odio.
No sé si el sonido en nosotros sembró la locura
Pero por cierto la locura sembró el amor.
No sé cuál es la relación entre el amor y el odio
¿Que el amor ama al odio o el odio odia al amor
O el amor odia al odio y el odio ama al amor?
Pero por cierto la razón es enemiga de la locura
Que aunque quisiera no puede tener enemiga
Por ser loca, y por ser loca ¿es maricona?
Tampoco tiene amigas.

No sé si la música de las esferas tiene la culpa del odio
Pero por cierto es de los dioses que se vengan
Con mucha imaginación, unos con otros, como sus hijos
De nuestras mujeres violadas, nos vengan porque estamos
     locos,
Pero por cierto la locura sembró el amor y les damos perdón
Para Cantarlos con el sonido en nosotros.


Canción para sembrar un poema

Los ríos dirigen sus cauces
Al olvido que siembra orquídeas
En los campos del pasado.

Los árboles entregan sus ramas
A la memoria que labra amapolas
En los campos de batalla.

Los maestros dirigen a sus discípulos
A una idea que siembra narcisos
En el templo de los templos.

Los lobos entregan sus pieles
A las ovejas que esquilan hierbas
En los campos del pasado.

El sol dirige sus rayos
A la calavera buscando su cadáver
En los campos de batalla.

Los dioses entregan sus llaves
Al poeta que siembra poemas
En el templo de los templos.


Nota al pie de las piedras:
La caída o el símil de la abeja

Si la poesía no quiere cantar más, si la palabra o los versos
   mueren.
Si la imagen cree haberle ganado a la palabra misma, en la
   forma de un poema,
Vendrán los mitos y la voz de la escritura encenderán
    nuevas semillas para Urano
Que se propagarán hacia el futuro, y crecerán con la forma de las flores
Que han sido néctar para abejas que mueren camino a ellas,
Desorientadas por el ultra sonido y por la imagen satelital,
Como a oídas los poemas mueren en manos de poetas de
     prensa
Con argumentos y mucha idea, y con ellos el ocaso no
    vuelve atrás,
Pero cruza la tierra por dentro en completa y silente
    oscuridad
Donde se saca del hombro al día, donde purifica a la ciudad,
Donde pierde el horario del día, y reaparece virgen y jovial
    por un instante,
Y es el alba como una copa de cristal que recibiera los
    vinos necesarios
Embriagándose hasta el final, para resbalarse y no decir,
Sino vomitar versos del pasado con imagen y palabra
   vulgar
En la mesa de los amigos, en las cicatrices del poeta.

Tomás Browne
Las semillas de Urano
Editorial Comba, Barcelona 2014



"Como el poeta no sabe su destino, la palabra siempre se le adelanta"
Entrevista en Canal-L a Tomás Browne por su poemario Revelaciones de un cuidador de inicios
I Premio Latinoamericano de Poesía Transgresora Verso Destierro 2012. 


Tomás Browne en el centro con sus editores, Lara Oliveau y Juan Bautista Durán, de Editorial Comba, en la presentación el pasado abril de Las semillas de Urano en Barcelona. Foto: © The Ramblas Project.