sábado, 28 de diciembre de 2024

Reseña de Taquicardia, de Teresa Álvarez

 

Taquicardia

Teresa Álvarez

Pregunta ediciones

Zaragoza, 2024



La vida nos puede cambiar de forma inesperada. Y no para bien. Nadie está a salvo. Un día estás de viaje, de reencuentro con amigos, disfrutando, y al otro te cuesta levantarte de la cama, el cuerpo te pesa, el gesto más común requiere un esfuerzo mastodóntico, te ahogas, se te nubla la vista, no llegas a cruzar un pasillo. Al principio parece que se trata de una simple bajada de tensión, de un buen “trancazo”, es lo que dicen los médicos. Descansas, te dan el alta, vuelves al trabajo y los síntomas persisten. Lo peor está por venir. Es el principio de una nueva etapa que te costará aceptar. El inicio de una nueva vida. El fin de otra, que dabas por sentado, continuaría. Así arranca la primera novela de Teresa Álvarez, la escritora zaragozana que hace unos años publicó Descolonizar la palabra (Icaria, 2017)un imprescindible ensayo sobre literatura subsahariana. 

Taquicardia es una autoficción que trata de cómo la autora contrae el síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS por sus siglas en inglés), de causas desconocidas, que afecta tanto a hombres como mujeres, pero en un 80% más a ellas que a ellos, y que fue descrito por primera vez en 1993. 


La novela se cuenta en capítulos intercalados, los que narran la enfermedad, por un lado, que tienen más de auto que de ficción, y que llevan el peso del drama de la enfermedad en el entorno laboral, familiar y sentimental, de pareja, y en el enfrentamiento kafkiano con el INSS por una baja laboral permanente, y aquellos otros capítulos mas ficcionales que narran el pasado, que son un canto a la vida, que empiezan con un Erasmus en Toulouse, donde el arte y la literatura son el leitmotiv principal, aquello que moviliza a una juventud llena de inquietudes. Poco a poco se irán desplegando amoríos que darán lugar al encuentro con el verdadero amor. Una historia narrada con una fuerza arrolladora, sobre todo si consideramos que la autora parte en desventaja con respecto al resto de escritores, ya que su enfermedad le afecta también a la memoria y le requiere el doble de esfuerzo darle coherencia y firmeza a su relato, algo que consigue con creces. Parece escrita de un tirón y nada más lejos de la verdad. 


Se presentó en octubre de 2024 y para finales de año ya ha arrasado en las librerías de Zaragoza. Una señal de que pronto seguirá creciendo por la península y ojalá que cruce fronteras y sea traducida. Debería, porque no solo es un informe con valor médico, necesario conocer fuera de estas fronteras, sino también por su valor literario a la hora de combinar la vitalidad de una experiencia llena de pasión y entrega con otra de dolor y penurias burocráticas, en la que el Estado, como la enfermedad, es un enemigo desconocido, impenetrable, incomprensible, inconmovible, irracional, contra el que hay luchar otra batalla:


“Tus derechos no existen. Tus síntomas no existen. Da igual lo que digan los informes médicos, nosotros tenemos el poder de determinar la verdad. Nuestra verdad. No es necesario encerrarte en una prisión y hacerte desaparecer, nadie va a creer tu historia. [ ] Tu destino es perecer. Extinguirte. Dejar de molestar. No conseguirás nada. No tienes armas. No tienes ejércitos, no tienes ministerios. No tienes el poder de legislar. Tú no puedes dictar la ley, nosotros sí que podemos. ¿Quién te crees que eres? Una persona contra un Estado no es nadie.”


En buena medida estamos ante una investigación sobre una enfermedad infrecuente y el impacto emocional y psicológico que produce. En este caso la literatura recoge, como si fuera un diario, los pasos que llevan a la paciente por diferentes pruebas médicas, y al mismo tiempo funciona como terapia, como un vertedero donde arrojar toda la frustración. En ocasiones recuerda a Pizarnik: “escribo para recordarme que todavía estoy aquí y que aunque nadie me vea todavía sigo existiendo. Escribo para recordarme que todavía hay algo de vida en mi interior. Escribo para poder vivir, para poder sobrevivir. Escribo para expulsar el vómito incontrolable, para liberar un torrente de palabras que desatan una sustancia muerta en mi interior, para despedir un material inerte que debe ser desterrado para siempre de mí misma, para alumbrar un objeto tridimensional que pueda por fin ser abandonado en algún sitio. Algo ajeno a mí que cargue con todos mis errores, con todas mis penas, con todo mi dolor. Unas páginas impresas en las que se pueda tocar la huella de un pequeño mosquito muerto con las yemas de los dedos. Patitas ensangrentadas estampadas para siempre en un margen superior derecho”. 


Asimismo Taquicardia se pronuncia sobre la amenaza social de los virus, y por consiguiente, advierte sobre la necesidad de preservar los ecosistemas. En el campo social nos recuerda la importancia de sistemas de salud públicos capaces de atajar las consecuencias de futuras pandemias. El Covid 19 ha afectado a médicas y enfermeras que se pusieron en primera línea. En ese sentido la novela alza una voz de protesta feminista: “le aconsejo que vaya buscándose un buen abogado y le pregunto si cree que la situación sería la misma si el ochenta por ciento de los afectados por covid persistente fueran varones”. 


Un tour de force que merece toda nuestra atención, que aúna compromiso literario con compromiso social y político, una narración que nos acerca al abismo de nuestra fragilidad y de nuestra fuerza. 



viernes, 20 de diciembre de 2024

Reseña de Underground de Jorge Molinero Huguet

 Underground

Jorge Molinero Huguet

Trampa ediciones

Barcelona, 2023




Por Ernesto Escobar Ulloa 


Un libro ingenioso, lleno de teorías científicas y de anécdotas curiosas sobre los grandes pensadores de la antigüedad y la modernidad, que plantea una hipótesis que podría ser tan disparatada como cualquiera de esas teorías científicas que en su tiempo lo fueron y que sin embargo produjeron los avances tecnológicos que devinieron en el progreso de la sociedad y la mejora de la calidad de vida. Todo, siempre con un pie en la teología, la filosofía, la metafísica, la literatura y la ficción, para poder demostrar las tres premisas que se presentan en la primera página:

“Hipótesis n.º 1: Si Dios existe, es subterráneo.

Hipótesis n.º 2: Si Dios es subterráneo, creó (en el subsuelo) la bacteria primigenia. 

Hipótesis n.º 3: Si las hipótesis anteriores son ciertas, todo lo demás se explica mediante una sucesión de impactos medioambientales y culturales.”

Todo comienza con el descubrimiento de unas bacterias a más de mil metros de profundidad en un paraje del sur de Suecia. Cómo había llegado vida a tales profundidades quizá no era la pregunta, sino cómo había llegado a la superficie.  Recorremos la Europa asolada por la peste y el cólera en diferentes etapas y asistimos a una ciencia europea que no conforma una comunidad científica, avances y descubrimientos de primera índole que tienen que ver con las hipótesis presentadas al principio pasan desapercibidos. Así llegamos a conclusiones recientes que demuestran que “la limitación para la vida no es la profundidad sino la temperatura”. No tenemos constancia de vida extraterrestre pero se descubren ecosistemas subterráneos. Es posible la vida sin oxígeno, “lo que algunos científicos están proponiendo es que en el interior de la tierra se podría estar generando vida (constantemente) a partir de material (puramente) inorgánico. El planeta como una gran máquina, un inconmensurable reactor biológico que genera vida de forma autosuficiente de manera que, aunque explotara el sol y se desvaneciera la atmósfera, aquello seguirá funcionando como si nada.” Cuesta aceptar que haya tanta vida en el subsuelo como en todo el reino vegetal de la superficie terrestre. 

A partir de aquí el autor se pregunta si no será el interior de los cuerpos celestes aquello que guarde la esencia última del Big Bang. ¿No será ahí donde se encuentre escondida del universo, la esencia de la vida y por tanto Dios? Si ninguna religión ha sido capaz de demostrar su existencia no será por qué no hay mejor escondite que las profundidades? ¿Expresiones como la verdad está en tu interior no podrían ser aplicables a los planetas? ¿El simbolismo del hades cuya máxima expresión es Dostoievsky situando lo más abyecto del ser humano en Apuntes del subsuelo no sería una enorme equivocación? 

Underground de Jorge Molinero es una apuesta arriesgada, en ocasiones disparatada, y por eso mismo genial, para darnos un paseo por la ciencia con una mirada puesta en lo que esta tiene tanto de trascendental como de efímera, de seriedad como de humor, y que sin estos elementos, y la contribución de una serie de factores culturales, históricos, políticos, no sería un espejo de nuestra época, la fotografía de un período de la historia de la humanidad. EEU

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Reseña de Bad hombre de Pola Oloixarac

Bad hombre

Pola Oloixarac

Random House 

Barcelona, 2024


Por Ernesto escobar Ulloa


LLLL



Hay un mal hombre por destruir. Un objetivo al que liquidar. Un blanco fácil que derribar, quitárselo de en medio es una tarea conjunta, hay una coartada moral que aprovechar y sus municiones se disparan por las redes de manera coordinada, directo a los despachos donde se toman las decisiones. Todo empieza en 2017 cuando la autora recibe una llamada de sus editores alemanes. Había llegado una carta al director del Festival Internacional de Literatura de Berlín, al Ministerio de Relaciones Exteriores alemán y a la Cancillería argentina en Alemania, en la que se la acusaba de ser una voz negacionista. En Argentina se mereció la etiqueta por “reportar la existencia de la disputa” en torno a la cifra de desaparecidos entre la que dan las Abuelas de la Plaza de Mayo y la que dan ciertos organismos de derechos humanos. Negar el número de treinta mil en los círculos militantes argentinos merece el término de negacionista. La palabra en el contexto alemán tiene un significado radicalmente distinto. Significa negar el holocausto. Las reacciones podían ser imprevisibles, al punto que sería prácticamente una negligencia no cancelar la presentación. A partir de aquí la autora toma conciencia de lo que es capaz de hacer una carta anónima que lacera directamente las zonas más sensibles de la epidermis sociocultural. Seguidamente se produce un flashback para hallar a la autora de dicha carta anónima. La narradora viaja atrás en el tiempo para contarnos la historia de Lola, una vieja compañera de la Facultad de filosofía, de la época en la que ambas operaban “bajo una fantasía bastante latinoamericana y machista de que los hombres son seres movidos por algún tipo de adiccion al sexo, que jamás se llega a domesticar completamente, y que todo el asunto del amor consiste en activar y direccionar ese atavismo, esa adición. Como gerenciar la animalidad masculina era el gran desafío amatorio de nuestra estirpe”. El resultado real fue que Lola acabó convertida en una depredadora sexual a la que “cada vez le costaba más encontrar paternaires para saciar su ninfomanía de élite”. La narradora le presenta un candidato para cumplir la difícil tarea. Y vaya que lo estaba logrando con méritos cuando de pronto la narradora empieza a recibir una serie de mensajes: “Tenés que ayudarme. Tobías es un hijo de puta. No puedo creer que me haya hecho esto. Me contagió herpes [ ] tenemos que escracharlo en Facebook. En todas las redes. Hay que alertar a otras mujeres. Así no les pasa también a ellas. Esto es violencia de género.” 


El hecho de no haberle parecido a la narradora tan sencillo calibrarlo como violencia de género, la situó al otro lado de la línea trazada en la arena. Podía haber sido otro el que la contagió, “Tibor, el prostituto, o el economista cercano al gobierno”. Dudar de la palabra de Lola era una afrenta y no haber accedido a sumarse al escrache una traición. Las máximas autoridades alemanas que movían los hilos del campo literario debían enterarse de a quién invitaban. Esta experiencia, la de haber sido víctima en carne propia de la mentira organizada, del bulo difamatorio, sensibiliza a la narradora frente a casos que vendrán más adelante contra hombres cuyo honor hay que mancillar para sacarlos del juego. El interés de Bad hombre radica en la letra pequeña, en el contexto en que ocurren las campañas de cancelación que vendrán a continuación, y pudo haber narrado otras más de las que tuvo noticia de primera mano, pero el libro se centra solo en aquellas a las que fue invitada a sumarse.  Contar cada una, con todas sus implicaciones, sobre todo culturales, y además contrastarlas con casos históricos, de violencia real, palmaria, en lugar de servir para ver un progreso en la lucha contra los abusos y la desigualdad, sirve más bien para revelar una brecha, un abismo histórico que inevitablemente nos hace preguntarnos: ¿qué ha pasado? Un ejemplo es el caso de Althusser y el asesinato de su esposa Hélène Rythman en 1980, que sirve de contrapunto para el caso de Laurent, amigo de la narradora, en la Sorbonne. Luego se cuenta el caso del Perro, un “galán de arrabal” y Mireya en la redacción de El Argentino. Más adelante el caso de Mateo, “guapo como un galán de telenovela mexicana”, y sus compañeras sentimentales Nayla y Lisa, con una sale de día y de noche con la otra. Finalmente ambas descubren “el engaño paralelo”. Más adelante el contrapunto será una historia personal, lejana en el tiempo, el asesinato de su tía abuela, Ana, en el barrio del Rímac, en Lima, a manos de Vizcarra, “un hombre violento, un delincuente de poca monta.” Los casos de verdadera violencia revelan el costo de levantar falsas acusaciones, el daño que ocasionan a la verdadera causa por erradicar el flagelo de la violencia de género. Montadas en la ola de una noble causa se producen verdaderas cacerías de brujas.  “¿Pero es justo usar el sufrimiento de Ana y de tantas mujeres asesinadas como la coartada virtuosa que disimula venganzas personales?” Bad hombre pone de manifiesto el peligro de aceptar sin cuestionamientos, sin el menor análisis, un sistema puritano, una especie nuevo orden divino sobre la tierra, una comunidad sin vicios, donde será excomulgado, exiliado, desterrado, todo aquel que se atreva a poner en duda las acusaciones del que lleva como estandarte la sacrosanta categoría de víctima. La cancelación que da como resultado la banalización de la violencia real, desplaza, margina y oculta aquella que tiene lugar en capas de la sociedad donde no están puestos los focos. Dejar de lado el empoderamiento de las mujeres por la identificación con una figura victimizada y convertir a todos los hombres en potenciales violadores está empobreciendo y debilitando todo un capital político para encumbrar al enemigo. La figura de Victoria Ocampo al final del libro rescata otra manera de ser mujer, que aunque políticamente incorrecta a ojos de hoy, por seducir y cosificar a los grandes intelectuales de su época, que pasea por Argentina, goza de una libertad a su manera, ganándose aires de glamour en la escena cultural. 

Un libro necesario en nuestros días. El papel de la literatura está en la verdad que se enfrenta al dogma, que no le teme a la etiqueta, al hecho de que, como en los regímenes totalitarios, el menor cuestionamiento, la menor crítica sea tachada de traición, de haberse vendido al monstruo. Contra el dogma, contra el pensamiento único, en busca de una verdad, que aunque ficticia, ilumina el escenario de los debates intelectuales, ese es el rol de la literatura. 


miércoles, 11 de diciembre de 2024

Reseña de Psicojuego, de Verónica Nieto

 Psicojuego 

Verónica Nieto

Salto de página 

Barcelona, 2023.


Por Ernesto Escobar Ulloa


Psicojuego básicamente combina elementos de la novela policial y de la novela distópica y por esto último, de la actualidad, la actualidad de los implantes de chips de Neuralink, la empresa de Elon Musk o de la industria gamer, que ofrece experiencias de realidad mixta. La autora presenta una trama narrativa que cuestiona las consecuencias de la tecnología en el campo del videojuego y la realidad virtual. 

Estructuralmente se compone de informes y de testimonios de los participantes del psicojuego y otros testigos a fin de resolver  el misterio de la muerte de una de sus programadoras. “La tarea consistía en diseñar un psicojuego cuyo objetivo final era construir una nueva especie”. El propósito real se halla oculto. El psicojuego pone a prueba los límites emocionales y mentales de sus jugadores. 

Cabe recalcar el aspecto onírico de la novela y los apuntes hechos a partir  del psicoanálisis, se trata de conocer la mente para manipularla.

“Nótese que el psicojuego opera con el lenguaje del inconsciente de cada jugador, de modo que la intimidad quedaba al descubierto”, “las reglas son apenas un esqueleto, el resto [  ] depende de las fantasías de cada jugador”.

Hay algo de vacío en los personajes, en la Era de la Posthumanidad que parece estar al otro lado de la esquina. Se denuncia o cuestiona la pornografía o las aplicaciones de citas. La informatización de los aspectos sentimentales o emocionales producen un proceso de homogeneización y previsibilidad. El inconsciente materializa deseos en el psicojuego que revelan una grave carencia de afecto, de sensibilidad, de emoción, por último de empatía. Los jóvenes  entienden la realidad virtual simplemente como otra realidad. La brecha generacional levanta una tapia de incomprensión de estos hacia los mayores o hacia aquellos que pretenden recuperar la humanidad que se perdió por el camino. De otro lado la novela cuestiona los alcances de la lucha feminista: “Años llevamos de supuesto feminismo y años quedan para que la palabra deje de existir por innecesaria”. Hay un engranaje superior, una fuerza invisible que como el gran hermano orwelliano lo que pretende es aniquilar aquello que hace a los amantes enfrentarse al sistema, arriesgar la vida.

Una novela contada a partir de múltiples voces, cuya oralidad aporta frescura a un tema que corría el riesgo de ser engorroso. Una reflexión interesante sobre avances tecnológicos que ya están aquí, a punto de convertirnos en otra especie.