miércoles, 31 de enero de 2018

Entrevista a Andrea Jeftanovic


“Toda política tiene una hebra humana” (Andrea Jeftanovic)
Norman Lewis escribió en Un dragón latente, sobre sus viajes a Camboya, Laos y Vietnam, que «debajo de nuestros ojos se perpetraba la violencia, pero nosotros estábamos casi tan despegados de ella como de la historia». En Destinos errantes (Editorial Comba, 2016) la escritora chilena Andrea Jeftanovic se propone acercarnos a la historia y sus escenarios, en los que en ocasiones se oye todavía el eco de la violencia. Se puede percibir el legado de sus maestros, Sebald, Benjamin o Lispector, en esa mirada atenta a realidades múltiples y complejas, en el tratamiento del material narrativo —fotografías, libros, graffiti— y las fuentes. Es el reencuentro del yo consigo mismo y el choque entre lo exterior y lo interior, de donde emerge la literatura y, por qué no, aquello que llamamos realidad. Deambulamos por conflictos como el palestino-israelí o la guerra de los Balcanes. Nos acercamos a autores como Watanabe o la propia Clarice Lispector. Salimos de librerías, cruzamos aduanas, atravesamos túneles que salvaron vidas en medio del horror.
Destinos errantes es la segunda publicación de Jeftanovic en España, después del libro de relatos No aceptes caramelos de extraños(Editorial Comba, 2015). Conversamos con ella en la Librería La Central de Barcelona.

¿Por qué insistir en el género, la crónica? 
Porque no es puro, creo. Me interesó trabajar algo que yo llamaría crónica ficcional. Tiene algo de relato y algo de crónica. Me interesan mucho los géneros que son híbridos. Sentí que era lo natural para este libro. Hay ensayo, hay crónica, intertextualidad, hay entrevista. Pensé en un género híbrido que me permitiera reunir todos los materiales heterogéneos de esas crónicas de viaje que parten de lecturas, de experiencias de haber ido, de regresar, de conocer gente, de entrevistarla. Después me di toda la libertad para ensamblar esos materiales como autora.

Como autora que se desenvuelve como escritora, que escribe literatura.
Claro, no como periodista. La definición es difícil porque no es una crónica periodística, de haber ido a un lugar y haberlo tratado desde lejos. Tiene mucho que ver con una cosa creativa, de generar una poética. Yo no siento tanta diferencia en el modo de escritura de los relatos del libro anterior y de éste, como que sigo siendo yo, como autora. Me interesa la creación, la escritura literaria, artística.

¿La crónica te permite llevar algo hacia tu narrativa?
Sin duda. Para mí podía ser un libro de cuentos. Ahí están las imágenes visuales que me interesaba trabajar. Hay cierta escritura de prosa poética que es difícil de narrar, como cierta belleza en situaciones muy difíciles. La narración coral aquí está más acentuada, hay muchas voces que voy ensamblando. Otra cosa que me ha hecho repensar el género es que la realidad es insuficiente. Estamos tomando un café y conversando, pero hay muchas más cosas. Hay una tradición del relato de viaje que sólo cuenta lo que ocurrió, lo que se vio, y los seres humanos tenemos muchos planos de realidad: lo soñado, lo imaginado, lo temido… Y me interesó unir todos esos niveles. El viaje no es esos diez días que fuiste a un lugar, es mucho más complejo que eso. Hay viajes que parten mucho antes, en una biblioteca. Y después de la experiencia acotada del viaje, hay un momento para reescribirlo, organizar esa experiencia, repensarla en un tiempo lento, más extenso y reflexivo. Me interesó mucho trabajar eso. El viaje es mucho más que la experiencia de con quién conversaste y qué lugares viste. ¿Qué quedó pendiente? ¿Qué te pasó internamente? ¿Qué te llamó? ¿Qué no pudiste hacer? Lo deseado, lo censurado, lo vivido, lo imaginado, lo vivido por otros y cómo te apropias de eso.

Una vez que tienes todo el material sobre la mesa, ¿qué te da el punto de partida para empezar a escribir? 
Qué difícil. Trabajo de un modo bien rizomático. Muchas veces despliego varias páginas, de varios materiales, en archivos distintos, y luego viene el momento del ensamblaje, que para mí es muy interesante, porque hay cosas que aparentemente no tienen nada que ver y comienzan a ensamblarse, de un modo un poco misterioso y también por voluntad.



Entrevista completa en Eñe

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